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Emociones descontroladas y beneficios que nuestro Padre Celestial nos regala.

Salmos 68:19-20 "Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios; el Dios de nuestra salvación, Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y de Jehová el Señor es el librarnos de la muerte".

El Señor nos regala muchos beneficios a diario, pero los sentimientos, emociones, sensaciones o prejuicios se levantan para hablarnos de sus apetitos del momento, dejando de lado lo que Dios ofrece que es mucho mejor.

Entonces, al tener todas las emociones sin control, pueden traer ansiedad, desesperanza, tristeza.

Todos pasamos por esos momentos donde, no importa lo que vivamos, tendremos la forma más inadecuada de verlo y percibirlo, por ejemplo:

"Lo que esta sucediendo ese dia" vs "Lo que puedes percibir con tus emociones".

"Un día de comer hamburguesas, golosinas, y todo tipo de postres" Vs "Voy a comer todo esto y voy a engordar, y ¿si me acostumbro a comer cosas así y luego no tengo?".

"Un día de comer comidas sanas" vs "Casi nunca como comida que de verdad sea sabrosa, ¿cuándo volveré a comer comida chatarra?".

"Un día de paseo y recreación." vs "Estoy perdiendo el tiempo; debería estar trabajando y produciendo algo".

"Un día de trabajo" vs "Nunca tengo tiempo para descansar y recrearme".

"Un día de estar sin mi familia" vs "Me hace falta y extraño a los míos".

"Un día de estar con la familia" vs "Me hace falta un tiempo de soledad".

Dios nos regala todo tipo de momentos, pero cuando son tus emociones las que te controlan, ellas reaccionarán, y verán a su conveniencia lo que esta sucediendo, pero tu puedes meditar en el beneficio que Dios te regala.

Puedes estar viviendo el día más hermoso del mundo, y dentro de la ciudad de tu mente hay un caos, por eso Dios quiere gobernar y está gobernando tu mente, porque él cambiará lo que percibes y cómo lo manejas. Así como el pueblo de Israel no podía ver que estaba siendo libre, sino el hambre que sentía en el momento (Números 11:1).

No se trata de días perfectos, pero sí de tener paz mediante ellos se desarrollan (Juan 16:33).

Las emociones deben sujetarse a la Palabra de Dios, por eso David sometía su alma a agradecer a Dios: "No olvides ninguno de sus beneficios", decía, y a veces aun cuando sintamos lo que sintamos debemos decirnos de la misma forma: "No olvides que lo que estás viviendo hoy también es un regalo de Dios" (Salmos 103:2).