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Sé Libre De Los Celos Y La EnvidiaMuestra

Sé Libre De Los Celos Y La Envidia

DÍA 1 DE 5

Los celos son fruto de la carne que nos conduce a una vida sin sabiduría y gozo.

Recuerdo que hace muchos años una amiga me dijo: «Los celos y la envidia son inseguridades». Al tiempo otra amiga me compartía lo que había aprendido sobre los celos y me dijo: «Los celos son buenos porque te mantienen alerta, y a tu pareja le hace bien porque así le demuestras que te importa». Sin embargo, la Biblia nos habla de los celos y de la envidia de manera muy diferente, y en este devocional aprenderemos que los celos y la envidia son fruto de la carne que nos conducen a una vida sin sabiduría y gozo, y no glorificamos a Dios con ellos.

La Biblia nos enseña que la sabiduría es el conocimiento llevado a la práctica y que la mujer sabia es la que edifica su casa; Santiago también dice que la sabiduría terrenal conduce a celos que resultan en obras perversas, es decir, que cuando vivimos con celos y envidia, no actuamos con sabiduría de lo alto ni con la madurez con la que deberíamos vivir.

No obstante, es comprensible que, como seres humanos en transformación diaria por la fe en Cristo, tengamos celos y/o envidia de los logros de otras personas, del cuerpo de otra mujer, del dinero, de la familia, de todo lo que tienen otros porque el pecado que aún mora en nosotras nos lleva a pensar que necesitamos lo que no tenemos para estar satisfechas y felices. Además, los celos junto con la envidia son pecado porque codician lo que otros tienen, y que Dios, en su soberanía, no te ha dado; asimismo transgreden el décimo mandamiento en Éxodo 20:17: «No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».

Así que, los celos, de la misma manera que la envidia, no colaboran al bien de nuestra relación con Dios y con otros, no nos permiten avanzar en nuestra madurez espiritual, no glorificamos a Dios y nos hacen vivir con amargura, control e insatisfacción. Nuestros celos y envidia le dicen a Dios: «No me gusta lo que me has dado o no me has dado; no me gusta lo que estás permitiendo o no en mi vida». Por lo tanto, si nos hemos habituado a vivir con celos y/o envidia, es urgente que nos humillemos ante Dios buscando su perdón y su restauración para honrarlo como Él es digno.

  • Aprende: ¿Por qué sentimos celos y envidia?
  • Vive: Lee Proverbios 27:4, ¿cuál es el contraste que encuentras? ¿Has experimentado celos o envidia? ¿Qué has hecho al respecto? Según lo leído, ¿qué piensas de tu última respuesta? Ora al Señor y permite que Él te hable a través de este devocional.
  • Lidera: Los celos y la envidia te llenan de amargura, ¿a quién puedes invitar a realizar este devocional?

Oración

Señor, gracias por la claridad que hay en tu Palabra que tanto necesitamos cuando el pecado oscurece nuestro entendimiento. Perdónanos por anhelar lo que no tenemos y lo que otros sí tienen. Perdónanos porque no estamos satisfechas con ello y culpamos a otros por las situaciones que nos suceden y así justificamos nuestra conducta. Ayúdanos a ser más humildes para reconocer que no está bien cómo procedemos. Ayúdanos a ser como Cristo y a glorificar tu nombre. Ayúdanos a no buscar nuestra justicia ni nuestra razón, sino a hacer tu voluntad. En Cristo. Amén.

Escrituras

Día 2

Acerca de este Plan

Sé Libre De Los Celos Y La Envidia

Los celos te llaman a crecer y morir a ti para que Cristo crezca.

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Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.reformadas.com