¡Año Nuevo! ¿Vida Nueva?Muestra
1) Invitación a aoltar
¿A quién le gusta cargar cosas? Te confieso: a mí no. Cuando lo debo hacer, lo hago: subir paquetes de compras realizadas (bueno, esas son más agradables) o llevar muebles y cajas en los cambios que hacemos. Sin embargo, después de hacerlo, terminamos cansados, ¿no es así?
Y aunque las cargas físicas nos hacen identificar fácilmente el cansancio porque sabemos lo que hicimos, tristemente seguimos cargando “cosas” que, aunque no vemos, nos causan fatiga. Y no una fatiga momentánea, sino una que puede prolongarse durante años.
¿Sabes por qué? Porque al no ver estas cargas, como sí vemos las cajas o bolsas que levantamos, no las identificamos como lo que son. Estas “cosas” son sentimientos que hemos acumulado por días, meses e incluso años. Y al no reconocerlas, no podemos soltarlas.
Jesús nos hace una invitación:
«Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».
(Mi paráfrasis de Mateo 11:28-30)
En resumen, su invitación es sencilla: Suelta.
Sí, tú, suelta aquello que sigues llevando. ¿Quieres una vida nueva? Suelta.
Hoy es un buen día para detenerte y ser honesto(a) contigo mismo(a). Observa tu vida, cada área de ella, y reflexiona también sobre las personas que forman parte de tu camino:
- Tu familia (esposo, esposa, hijos).
- Tu familia extendida (padres, hermanos, tíos, abuelos).
- Tu trabajo (jefes, compañeros, clientes).
- Tu comunidad o Iglesia (pastores, líderes, compañeros en la fe).
- A ti mismo(a) (tus temores, fracasos, sueños no cumplidos, quebrantos).
En el Salmo 25:1-7, encontramos estas palabras de David:
«A ti, Señor, elevo mi alma; mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí.
Olvida los pecados y las transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno».
Soltar implica ir delante de Dios y reconocer aquello que te duele, esas cargas que llevas y que han dejado heridas en ti, impidiéndote tener una vida plena.
Como David, haz una oración hoy. Eleva tu alma delante de Él, reconoce aquello que te cuesta entregarle, esos recuerdos que aún guardas, aunque sabes que te hacen daño. Confía en Él. Suelta. Entrégaselo, porque Él no permitirá que seas humillado(a), ni que tus enemigos se burlen de ti.
Confiesa tus pecados, pide perdón, reconoce tus faltas y suéltalas, con el compromiso de aceptar su perdón y su gran amor, que desea regalarte cada día de tu vida.
Y recuerda: haz esto todos los días. Reconoce el dolor, las faltas propias o ajenas que te afectan, y entrégaselas a Dios.
¡Nos encontramos mañana!
Escrituras
Acerca de este Plan
Alguna vez has dicho o has escuchado la frase: ¡Año nuevo, vida nueva!; como vez, los signos de admiración están en ella. Porque lo decimos con alegría, con mucha esperanza. Pero si te fijas en el título de este devocional, no va todo con signos de admiración. ¡No! Va primero: ¡Año Nuevo!, es una realidad, un nuevo comienzo. Pero, será que hay una ¿vida nueva?
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