Orando La Sabiduria De Dios en tu VidaMuestra

Viviendo Tu Llamado para la Gloria de Dios

Lectura: Mateo 5:14–16; 1 Pedro 4:10–11
EOAO: 1 Pedro 4:11a

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo

DEVOCIONAL

Hay una pregunta en lo más profundo de mi ser a la que regreso cuando la vida se vuelve muy ocupada o mi corazón está dividido: ¿Esto está dando gloria a Dios o a mí? Porque al final de cuentas, eso es lo que más importa: vivir para Su gloria, no para la mía. Ese es el corazón de nuestro llamado.

Es simple pero poderoso: nuestras vidas nunca fueron hechas para ponernos a nosotros mismos en el centro. Ni nuestras plataformas. Ni nuestro desempeño. Ni siquiera nuestros ministerios o logros. Nuestras vidas están hechas para glorificarlo a Él, solo a Él.

Este mundo intentará convencernos de vivir para los “me gusta”, para buscar aplausos, para construir algo impresionante. Pero no fuimos creadas para la gloria propia, fuimos creadas para glorificarlo a Él. Para reflejar Su carácter, Su luz. Para vivir de tal manera que cuando otros nos miren, vean a Jesús.

En 1 Pedro 4, se nos recuerda que ya sea que estemos hablando, sirviendo, creando, liderando o amando a otros, todo debe hacerse con la fuerza de Dios y para la gloria de Dios. Ese es el porqué detrás del qué. Ese es el verdadero objetivo de nuestro llamado.

Pero necesitamos sabiduría para vivir así.

Sabiduría para caminar en la obra que Él nos ha dado sin convertirla en una actuación. Sabiduría para usar nuestros dones sin caer en el orgullo o en la inseguridad. Sabiduría para recordar que no se trata de cuán visible o ruidoso sea nuestro llamado, se trata de cuán fieles somos con lo que Él ha puesto en nuestras manos.

Algunos días, glorificar a Dios se ve como liderar con valentía. Otros días, es servir detrás de escena. Es presentarse cuando nadie aplaude. Es dejar a un lado nuestra necesidad de reconocimiento y elegir la obediencia en su lugar. Es decir: “Jesús, quiero que Tú seas visto más que yo.”

Querida amiga, sí tu corazón ha estado cansado o tentado a buscar validación en otro lugar, haz una pausa y vuelve a alinearte hoy. Pide la sabiduría de Dios para que guíe tus motivos y tus pasos. Él no te está pidiendo que construyas algo impresionante—te está pidiendo que seas fiel y que dejes que tu vida apunte a Él.

Porque, al final, no se trata de quién nos nota a nosotras. Se trata de a quién notan a través de nosotras.