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Caminando en El EspírituSample

Caminando en El Espíritu

DAY 3 OF 4

La guía y dirección sobrenatural de Dios en nuestra vida no es algo nuevo. Desde el Antiguo Testamento, Dios esperaba que Su pueblo en el desierto aprendiera a depender y caminar con Él de esta manera.

Dios había dado a su pueblo dos señales de Su Presencia en medio de ellos: la columna de fuego durante la noche y la nube durante el día. Ninguna de ellas se movía hasta que Dios daba la orden de marchar. Números 9:16 lo describe de la siguiente manera: “Así sucedía continuamente; la nube lo cubría de día, y la apariencia de fuego de noche”.

Cuando el pueblo de Dios veía que la nube o la columna de fuego se movían sobre el tabernáculo, sin importar el momento ni el día, desmontaban inmediatamente el tabernáculo, recogían sus tiendas, sus pertenencias y reunían su ganado. Luego, se ponían rápidamente detrás de la columna de fuego o de la nube, listos para seguir hacia donde el Señor los guiara.

Si la nube o la columna de fuego se detenían, ellos también lo hacían y levantaban sus tiendas, incluyendo la tienda de reunión con Dios. “Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el Tabernáculo permanecían acampados. Cuando la nube se detenía sobre el Tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová y no partían” (Números 9:18-19).

El pueblo del Señor aprendió obediencia y sumisión de esta manera, y solo así pudieron conquistar los territorios de la tierra prometida, porque no caminaban a su ritmo ni a lo que ellos creían conveniente, sino bajo la guía y dirección de Dios.

Cuando no caminaban de esta manera, vemos en las Escrituras que el pueblo sufría y perdía el rumbo, y Dios los reprendía para redireccionarlos.

Los israelitas finalmente fueron cuidadosos de moverse solamente cuando la nube se movía, porque sabían que era la guía provista por el Señor. Podía moverse todos los días, todas las semanas, incluso por meses, lo mismo pasaba cuando la nube o la columna no se movía por semanas, meses e incluso años. “Si la nube se detenía sobre el Tabernáculo dos días, un mes o un año, mientras la nube permanecía sobre él, los hijos de Israel seguían acampados y no se movían. Pero cuando ella se alzaba, ellos partían. Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían. Así guardaban la ordenanza de Jehová…” (Números 9:22-23).

¿Qué tal tú? ¿Puedes percibir este principio o forma en la que Dios dirigió a su pueblo en el Antiguo Testamento con la forma en que el Espíritu Santo te está enseñando a caminar con Él en esta temporada de tu vida?

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Caminando en El Espíritu

Las Escrituras aseguran que el Espíritu Santo habita, reside, mora en todos aquellos que confiesan a Cristo como Señor y Salvador. En otras palabras, el Espíritu reclama nuestros cuerpos como su lugar de domicilio. Cuando Él llega a nuestra vida, desea acomodarse cómoda y plácidamente en nuestro corazón, y desde allí, hacer florecer la vida de Cristo en ti y en mí.

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