2 Crónicas 24
24
Joás, rey de Judá
24:1-14 – 2R 12:1-16
24:23-27 – 2R 12:17-21
1Joás tenía siete años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre era Sibia, oriunda de Berseba. 2Mientras el sacerdote Joyadá vivió, Joás hizo lo que agradaba al Señor. 3Joyadá eligió dos esposas para Joás, y con ellas Joás tuvo hijos e hijas.
4Algún tiempo después, Joás decidió reparar el templo del Señor. 5Reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo: «Id por las ciudades de Judá y recoged dinero de todos los israelitas, para reparar cada año el templo de vuestro Dios. Hacedlo inmediatamente».
Sin embargo, los levitas fueron negligentes. 6Entonces el rey llamó al sumo sacerdote Joyadá y le dijo: «¿Por qué no has presionado a los levitas para que vayan y recojan en Judá y en Jerusalén la contribución que Moisés, siervo del Señor, y la asamblea de Israel impusieron para la Tienda del pacto?»
7Resulta que la malvada Atalía y sus hijos habían destrozado el templo de Dios, y hasta habían ofrecido a los baales los objetos sagrados del templo del Señor. 8Por eso el rey ordenó que se hiciera un cofre y se colocara fuera, junto a la puerta del templo del Señor. 9Luego mandó que se pregonara por Judá y Jerusalén que trajeran al Señor la contribución que Moisés, siervo de Dios, había ordenado a Israel en el desierto.
10Todos los jefes y todo el pueblo llevaron alegremente sus contribuciones, y las depositaron en el cofre hasta llenarlo. 11Los levitas llevaban el cofre a los funcionarios del rey, para que lo examinaran. Cuando veían que había mucho dinero, se presentaban el secretario real y un oficial nombrado por el sumo sacerdote y, después de vaciar el cofre, volvían a colocarlo en su lugar. Esto lo hacían todos los días, y así recogieron mucho dinero. 12El rey y Joyadá entregaban el dinero a los que supervisaban la restauración del templo del Señor, y estos contrataban canteros, carpinteros y expertos en el manejo del hierro y del bronce, para repararlo.
13Los supervisores de la restauración trabajaron diligentemente hasta terminar la obra. Repararon el templo de Dios y lo dejaron en buen estado y conforme al diseño original. 14Cuando terminaron, le llevaron al rey y a Joyadá el dinero que sobró, y estos lo utilizaron para hacer utensilios para el templo del Señor: utensilios para el culto y para los holocaustos, y cucharones y vasos de oro y de plata.
Todos los días, mientras Joyadá vivió, se ofrecieron holocaustos en el templo del Señor. 15Pero Joyadá envejeció, y murió muy anciano. Cuando murió, tenía ciento treinta años. 16Fue sepultado junto con los reyes en la Ciudad de David, porque había servido bien a Israel y a Dios y su templo.
Depravación de Joás
17Después de que Joyadá murió, los jefes de Judá se presentaron ante el rey para rendirle homenaje, y él escuchó sus consejos. 18Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus antepasados, y adoraron las imágenes de Aserá y de los ídolos. Debido a este pecado, la ira de Dios cayó sobre Judá y Jerusalén. 19El Señor les envió profetas para que los exhortaran a volver a él, pero no les hicieron caso.
20El Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joyadá, y este, presentándose ante el pueblo, declaró: «Así dice Dios el Señor: ¿Por qué desobedecéis mis mandamientos? De ese modo no prosperaréis. Como me habéis abandonado, yo también os abandonaré».
21-22Pero ellos conspiraron contra Zacarías hijo de Joyadá y, por orden del rey, lo mataron a pedradas en el atrio del templo del Señor. Así fue como el rey Joás no tomó en cuenta la bondad de Joyadá y mató a Zacarías, quien al morir dijo: «¡Que el Señor vea esto y te juzgue!»
23Al cabo de un año, las tropas sirias marcharon contra Joás, invadieron Judá y Jerusalén y, después de matar a los jefes del pueblo, enviaron todo el botín al rey de Damasco. 24Aunque el ejército sirio era pequeño, el Señor permitió que derrotara a un ejército muy numeroso, porque los habitantes de Judá habían abandonado al Señor, Dios de sus antepasados. De esta manera, Joás recibió el castigo que merecía.
25Cuando los sirios se retiraron, dejando a Joás gravemente herido, sus siervos conspiraron contra él y lo mataron en su propia cama, vengando así la muerte del hijo del sacerdote Joyadá. Luego lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en el panteón de los reyes. 26Los que conspiraron contra Joás fueron Zabad, hijo de Simat el amonita, y Jozabad, hijo de Simrit el moabita.
27Todo lo relacionado con los hijos de Joás, con las muchas profecías en su contra y con la restauración del templo de Dios, está escrito en el comentario sobre el libro de los reyes. Su hijo Amasías le sucedió en el trono.
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