2 REYES 20
20
Enfermedad y curación de Ezequías
(Is 38,1-8)
1Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo:
—Esto dice el Señor: «Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás».#2 Cr 32,24.
2Ezequías se volvió cara a la pared y oró con estas palabras al Señor:
3—¡Ay, Señor!, recuerda que me he comportado con fidelidad y rectitud en tu presencia, haciendo lo que te agrada.
Y rompió a llorar a lágrima viva. 4Antes de que Isaías hubiese salido del patio, le llegó este mensaje del Señor:
5—Vuelve y dile a Ezequías, el jefe de mi pueblo: «Así dice el Señor, Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a curarte, y dentro de tres días podrás ir al Templo del Señor. 6Voy a alargar tu vida otros quince años; os libraré a ti y a esta ciudad de caer en poder del rey de Asiria, y la defenderé por mi honor y el de David, mi servidor».
7Luego Isaías ordenó:
—Traedme una torta de higos.
Se la llevaron, la aplicaron sobre la parte enferma y Ezequías sanó. 8Entonces Ezequías preguntó a Isaías:
—¿Cuál será la señal de que el Señor me curará y de que en tres días podré ir al Templo?#ver 1 Sm 14,10.
9Isaías le respondió:
—Esta será la señal de que el Señor cumplirá la promesa que te ha hecho. ¿Qué prefieres, que la sombra avance diez grados o que retroceda otros tantos?
10Ezequías dijo:
—Lo normal es que la sombra avance. Prefiero que retroceda diez grados.
11Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez grados en el reloj de sol de Ajaz.
Embajada babilónica
(2 Cr 32,30.32-33)
12Por entonces el rey de Babilonia, Merodac Baladán, hijo de Baladán, mandó una carta y un regalo a Ezequías, pues se había enterado de que estaba enfermo. 13Ezequías atendió a los mensajeros y les mostró el palacio y sus tesoros: la plata y el oro, las especias y perfumes, la armería y todo lo que había en sus depósitos. Ezequías no dejó nada sin enseñarles de su palacio y de todos sus dominios.#2 Cr 32,27-28.31.
14Luego el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó:
—¿Qué te dijeron esos hombres? ¿De dónde han venido?
Ezequías respondió:
—Han venido de Babilonia, un país lejano.
15Isaías preguntó de nuevo:
—¿Y qué han visto en tu palacio?
Ezequías le dijo:
—Todo lo que hay en palacio. No ha quedado nada de mis tesoros por enseñarles.
16Entonces Isaías le dijo:
—Escucha este mensaje del Señor: 17«Llegará un día en que se llevarán a Babilonia todo lo que hay en tu palacio, todo lo que tus antepasados han reunido hasta hoy, y no quedará nada, dice el Señor. 18Incluso a algunos de los hijos que tienes y que has engendrado, los emplearán como eunucos en el palacio del rey de Babilonia».
19Ezequías dijo:
—Me parece bien la palabra del Señor que me has anunciado.
Pues pensaba que durante su vida, al menos, habría paz y seguridad.
Conclusión del reinado de Ezequías
(2 Cr 32,30.32-33)
20El resto de la historia de Ezequías y todas sus hazañas, la alberca y el canal que hizo para llevar las aguas a la ciudad, está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 21Cuando Ezequías murió, su hijo Manasés le sucedió como rey.
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