ISAÍAS 40
40
Segunda parte (40–55)
La buena noticia de la liberación
1Consolad, consolad a mi pueblo,
dice vuestro Dios.#61,2; 66,13.
2Hablad al corazón de Jerusalén,
anunciadle a gritos
que se acabó su servidumbre,
que su culpa ha sido perdonada;
que ha recibido de mano del Señor
doble castigo por sus extravíos.#Jr 16,18; Os 2,16.
3Una voz anuncia a gritos:
«Preparad en el desierto
un camino al Señor,
allanad en la estepa
una senda a nuestro Dios.#42,16; 57,14; 62,10; Mt 3,3 y par.; Jn 1,23.
4Las vaguadas serán levantadas,
montañas y colinas allanadas.
Lo tortuoso será enderezado,
lo escabroso será aplanado.
5Aparecerá la gloria del Señor,
y todo ser vivo podrá ver
que ha hablado la boca del Señor».#35,2; 60,1.
6Dice una voz: «¡Grita!».
Respondo: «¿Qué he de gritar?».
«Que todo ser vivo es hierba,
su hermosura flor de campo.#51,12; Sal 37,2; 90,5-6; Jb 14,2; Stg 1,10-11; 1 Pe 1,24-25.
7Se seca la hierba, se amustia la flor,
cuando sopla sobre ellas el aliento del Señor.
¡Ciertamente como hierba es el pueblo!
8Se seca la hierba, se amustia la flor,
permanece inmutable la palabra de nuestro Dios».#55,11; Sal 33,10-11; 119,89-90; Mt 24,35.
9Súbete a un monte encumbrado,
tú que traes buenas nuevas a Sion.
Alza luego con fuerza tu voz,
tú que traes buenas nuevas a Jerusalén.
Alza tu voz sin miedo,
di a las ciudades de Judá:
«Aquí tenéis a vuestro Dios.
10Aquí llega con fuerza el Señor Dios;
su brazo le proporciona poder.
Aquí llega acompañado de su salario,
su recompensa le abre camino.#62,11.
11Conduce a su rebaño como un pastor,
lo va reuniendo con su brazo;
lleva en su regazo a los corderos,
va guiando a las que crían».
El Dios creador y los ídolos #49,9-10; Jr 31,10; Ez 34,11-16; Za 9,16; Sal 23,1; Lc 15,4-7; Jn 10,11.
12¿Quién ha medido con su mano el mar,
o ha calculado a palmos el cielo,
o ha metido en un celemín
el polvo de la tierra?
¿Quién ha pesado los montes en la balanza
o calculado en el peso las colinas?#Jb 38,4; Pr 30,4.
13¿Quién podrá medir el espíritu del Señor
o le enseñará lo que ha de hacer?#Jb 21,22; Rm 11,34; 1 Co 2,16.
14¿De quién se aconsejó para entender,
para aprender el camino de la justicia,
para que le enseñara a conocer
y le mostrara la senda del discernimiento?
15Ved lo que son las naciones:
una gota que se escurre de un cubo,
un grano de tierra en la balanza.
Ved lo que son las islas:
una mota de polvo en un peso.
16El Líbano no da abasto de leña,
los animales no dan abasto de víctimas.
17Ante él nada son las naciones,
las tiene por nada de nada.#Dn 4,32.
18¿Con quién compararéis a Dios,
a qué imagen lo asemejaréis?#44,9-20; Jr 10,3-4; Sal 115,4.
19El escultor funde un ídolo,
el orfebre lo recubre de oro,
le funde adornos de plata.
20El que es pobre de recursos
elige madera incorruptible;
se busca un escultor profesional
que le haga una imagen consistente.
21¿No lo sabéis ni lo habéis oído?
¿No os lo han dicho desde el principio?
¿No habéis llegado a entender
cómo se sostiene la tierra?#17,11.13; 45,12; Jr 51,15; Za 12,1; Lc 1,51-52.
22Él habita en el orbe terrestre
(sus habitantes le parecen saltamontes),
despliega el cielo como un toldo
y lo extiende como tienda habitable.
23Él convierte en nada a los príncipes
y transforma en nulidad a los gobernantes:
24apenas los plantan, apenas los siembran,
apenas arraigan sus tallos en tierra,
si sopla sobre ellos, se agostan
y el vendaval los avienta como paja.
25¿Con quién me compararéis?
¿Con quién me asemejaréis?
—dice el Santo—.#46,5.
26Levantad los ojos a lo alto,
ved quién ha creado esas cosas:
el que saca a su ejército innumerable
y llama a cada cual por su nombre,
tan sobrado de poder y de fuerza
que no puede fallarle ninguno.#Gn 1,14-19; Sal 8; 147,4.
27¿Por qué afirmas, Jacob,
y andas diciendo, Israel:
«Mi conducta está oculta al Señor,
mi Dios se desentiende de mi causa»?#49,14.
28¿No lo sabes, no has oído
que el Señor es un Dios eterno,
creador de los confines de la tierra?
No se cansa ni desfallece,
su inteligencia es inescrutable.
29Da fuerza al cansado,
aumenta el vigor de los débiles.
30Los jóvenes se cansan y se agotan,
una y otra vez tropiezan los mozos;
31recobran, en cambio, su fuerza,
los que esperan en el Señor,
alzan su vuelo como las águilas;
corren pero no se cansan,
andan y no se fatigan.#Sal 103,5.
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