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ROMANOS 1

1
Introducción (1,1-17)
Saludo
1Pablo, siervo de Cristo Jesús, elegido por Dios para ser apóstol y destinado a proclamar el evangelio,#15,19; 16,25; Hch 9,15; 9,15; 1 Co 1,1; Ga 1,15; Mc 1,1.14. 2que Dios mismo había prometido en las Escrituras santas por medio de los profetas, 3acerca de su Hijo, descendiente, en cuanto hombre, de David#9,5; Mt 1,1; Lc 1,32. 4y manifestado, en virtud de su resurrección de entre los muertos, como Hijo poderoso de Dios por el Espíritu de santidad. Me refiero a Jesucristo, Señor nuestro,#Sal 2,7; 110,1; Mt 14,33; 16,16; 27,54; Mc 1,1; Lc 22,70; Jn 1,49; 11,4.27; 19,7; 20,31; Hch 9,20; 2 Co 1,19; Ga 2,20; Ef 4,13; Heb 4,14; 6,6; 7,3. 5de quien he recibido, para gloria de su nombre, el don de ser apóstol, a fin de que todas las naciones respondan a la fe.#16,26; Hch 9,15; Ga 2,8-9. 6Entre ellas os contáis vosotros, elegidos para pertenecer a Jesucristo. 7A todos los que residís en Roma y habéis sido elegidos por Dios con amor para formar parte de su pueblo, os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
Pablo y los cristianos de Roma
8Quiero empezar dando gracias por todos vosotros a mi Dios, mediante Jesucristo, porque en el mundo entero se habla con admiración de vuestra fe. 9Dios mismo, a quien sirvo de todo corazón anunciando el evangelio de su Hijo, puede garantizar que pienso constantemente en vosotros. 10Una y otra vez insto a Dios en mis oraciones, a ver si tiene a bien facilitarme el que por fin pueda visitaros. 11¿Hará falta que os diga cuántas ganas tengo de veros y poder así comunicaros algún bien espiritual que os fortalezca? 12Aunque, en realidad, se trata de animarnos mutuamente con esa fe que vosotros y yo tenemos en común.
13No quiero que ignoréis, hermanos, las muchas veces que he intentado visitaros, sin éxito hasta el momento. Abrigaba la ilusión de cosechar también entre vosotros algún fruto, lo mismo que en otras regiones paganas, 14ya que me debo por igual a civilizados y a no civilizados, a sabios y a ignorantes. 15Así que, en cuanto de mí depende, estoy enteramente dispuesto a proclamar el evangelio también entre vosotros, los que residís en Roma.
Tema central de la carta
16No me avergüenzo del evangelio, porque es poder salvador de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.#2,9-10; Hch 13,46-47. 17Por él, en efecto, se nos revela la justicia de Dios#1,17: justicia de Dios: Pablo utiliza aquí el sustantivo griego dikaiosine, traducido tradicionalmente por justicia, del latín «iustitia». Pero este término propio del ámbito jurídico latino con sentido vindicativo, no recoge suficientemente toda la riqueza del vocablo griego que también aporta el carácter moral de restablecer la relación rota a causa del pecado. Así pues, se trata de una justicia que expía o absuelve al culpable y al mismo tiempo lo restablece en la amistad con Dios. Dikaiosine, también puede referirse a la conducta en el sentido de vida recta. Y en su forma verbal dikaió frecuente en los escritos paulinos, suele traducirse como justificar o declarar justo. No obstante, teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, sería más preciso traducirlo como absolver de culpa y restablecer en la amistad con Dios. por medio de una fe en continuo crecimiento. Así lo dice la Escritura: El justo por la fe vivirá.#Ha 2,4 (según la versión griega de los LXX).
I. Salvados por Dios mediante la fe (1,18–4,25)
Toda la humanidad es culpable
18Se ha hecho manifiesto que la ira de Dios se abate desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de quienes, actuando inicuamente, cierran el camino a la verdad. 19Porque lo que es posible conocer acerca de la divinidad, lo tienen ellos a su alcance, ya que Dios mismo se lo ha puesto ante los ojos.#Sal 19,1; Hch 17,24-28. 20En efecto, partiendo de la creación del universo, la razón humana puede descubrir, a través de las cosas creadas, las perfecciones invisibles de Dios: su eterno poder y su divinidad. De ahí que no tengan disculpa, 21pues han conocido a Dios y, sin embargo, no le han tributado el honor que merecía, ni le han dado las gracias debidas. Al contrario, se han dejado entontecer con vanos pensamientos y su necio corazón se ha llenado de oscuridad. 22Alardeando de sabios, se volvieron tan insensatos 23que llegaron a cambiar la grandeza del Dios que nunca muere por imágenes de personas mortales, y aun de pájaros, de cuadrúpedos y de reptiles. 24Por eso, Dios los ha dejado a merced de sus bajos instintos, degradándose y envileciéndose a sí mismos. 25Este es el fruto de haber preferido la mentira a la verdad de Dios, de haber adorado y dado culto a la criatura en vez de al Creador, que es digno de ser alabado por siempre. Amén.
26Así que Dios los ha dejado a merced de pasiones vergonzosas. Sus mujeres invierten el uso natural del sexo y se entregan a prácticas antinaturales. 27Y lo mismo los hombres: dejan las relaciones naturales con la mujer y se abrasan en deseos de los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones infamantes, y en su propio cuerpo reciben el castigo que merece su extravío. 28Y como no tienen interés en conocer a Dios, es Dios mismo quien los deja a merced de una mente pervertida que los empuja a hacer lo que no deben. 29Rebosan injusticia,#1,29: injusticia: algunos manuscritos, aunque no los mejores ni los más antiguos, añaden: lujuria. perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, pendencieros, embaucadores, malintencionados, chismosos,#13,13; 1 Co 5,10-11; 6,9-10; Ga 5,19-21; Ef 5,3-5; 1 Tm 1,9-10. 30calumniadores, impíos, ultrajadores, soberbios, fanfarrones, dañinos, rebeldes para con sus padres; 31no tienen conciencia, ni palabra, ni corazón, ni piedad. 32Conocen de sobra la sentencia de Dios que declara reos de muerte a quienes hacen tales cosas y, sin embargo, no solo las hacen, sino que incluso aplauden el que otros las hagan.

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