JOB 37
37
1Por eso también se estremece mi corazón
y salta de su sitio.
2Oíd atentamente el fragor de su voz,
el estruendo que sale de su boca.#Ex 19.16-19; 20.18-21; Sal 29; Jn 12.28-29.
3Por debajo de todos los cielos lo dirige,
y su luz alcanza los confines de la tierra.#Mt 24.27 (= Lc 17.24).
4Después de ella suena un bramido:
truena él con voz majestuosa.
Se oye el trueno, y no lo detiene.
5Truena Dios maravillosamente con su voz.
Hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.#5.9+.
6Porque le dice a la nieve: «¡Cae sobre la tierra!»,
y también a la llovizna y a los aguaceros torrenciales.
7Así hace que el ser humano se retire,
para que todos los mortales reconozcan su obra.#Sal 104.19-23.
8Las fieras entran en sus guaridas
y permanecen en sus moradas.
9Del sur viene el torbellino,
y el frío, de los vientos del norte.#38.22; Sal 135.7.
10Por el soplo de Dios llega el hielo
y la extensión de las aguas se congela.#Sal 147.17.
11Él llena de humedad la densa nube;
y con la luz desvanece la niebla.
12Mueve las nubes de un lado a otro,
por toda la superficie de la tierra
para que cumplan así sus designios.#Sal 104.3-4.
13Él las hará venir, unas veces como castigo,
otras a causa de la tierra,#Gn 7–8; Dt 11.14; 28.12,24; Sal 104.13-15; 147.8-9.
y otras por misericordia.
14Escucha esto, Job;
detente y considera las maravillas de Dios.#Sal 8.3; 111.2-4.
15¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto
y hace resplandecer la luz de su nube?
16¿Has conocido tú las diferencias de las nubes,
las maravillas del que es perfecto en sabiduría?
17¿Por qué están calientes tus vestidos
cuando él sosiega la tierra con el viento del sur?
18¿Extendiste tú con él los cielos,
firmes como un espejo fundido?#38.3-38; Pr 8.27-29; Gn 1.6.
19Muéstranos qué le hemos de decir,
porque nosotros no podemos ordenar
las ideas a causa de la oscuridad.
20¿Ha de ser informado cuando hablo
o hay que comunicarle lo que otro dice?#Sal 139.4.
21Ahora no se puede mirar la luz resplandeciente de los cielos,
pero luego que pasa el viento y los limpia,#26.13.
22llega de la parte del norte la dorada claridad:
¡la terrible majestad que hay en Dios!#Ex 24.16-17; Ez 1.4-28; Mt 17.2 (= Mc 9.3 = Lc 9.29).
23Él es el Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder,
que a nadie oprime en juicio y en su gran justicia.
24Por eso los seres humanos lo temen,
aunque él no teme a los que se consideran sabios.#5.16+; 15.11+.
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JOB 37: RV2020
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© Sociedad Bíblica de España
Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602). Revisiones anteriores con la participación de Sociedad Bíblica de España: 1862, 1909, 1960 y 1995.
