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Deuteronomio 26

26
Ofrenda de los primeros frutos#26.1-11 La ofrenda de los primeros frutos en la fiesta de las cosechas (vv. 2-3) iba acompañada de una «profesión de fe» (vv. 5-9) en la que se recordaban las grandes acciones del Señor, desde la salida de Egipto hasta la entrada en la tierra prometida (cf. Dt 6.20-25; Jos 24.2-13).
1»Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te va a dar en propiedad, y te hayas establecido en ella, 2tomarás los primeros frutos de la cosecha que te dé la tierra, y los llevarás en una cesta al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como residencia de su nombre.#Ex 23.19. 3Allí te presentarás al sacerdote en funciones, y le dirás: “Yo declaro hoy, ante el Señor mi Dios, que ya he entrado en el país que el Señor juró a nuestros antepasados que nos daría.” 4El sacerdote tomará la cesta que tú le entregues, y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios; 5entonces pronunciarás ante el Señor tu Dios la siguiente declaración:
»“Mis antepasados fueron un pequeño grupo de arameos errantes,#26.5 Mis antepasados... errantes: Lit. mi padre era un arameo errante. Cf. Gn 25.19-20; 28.5. La palabra hebrea traducida por errante evoca no sólo la vida nómada, sino también la situación del que se encuentra extraviado y sin camino, como la oveja perdida en el desierto (Sal 119.176; Jer 50.6; Ez 34.4,16; cf. Lc 15.4-16). El verbo hebreo también puede significar perecer; de ahí que algunos traduzcan, con menos probabilidad, a punto de perecer. que emigraron a Egipto y se quedaron a vivir allí, convirtiéndose después en una nación grande, poderosa y numerosa. 6Pero los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos hicieron sufrir cruel esclavitud. 7Entonces pedimos al Señor y Dios de nuestros padres que nos ayudara, y él escuchó nuestras súplicas, y vio la miseria, los trabajos y la opresión de que éramos víctimas; 8desplegó su gran poder y, en medio de un gran terror y de acontecimientos extraordinarios, nos sacó de Egipto 9y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra donde la leche y la miel corren como el agua. 10Por eso traigo ahora los primeros frutos de la tierra que el Señor me ha dado.”
»En seguida pondrás la cesta delante del Señor tu Dios y te arrodillarás en su presencia. 11Después harás fiesta por todos los bienes que el Señor tu Dios te ha dado a ti y a tu familia. También se unirán a tu alegría los levitas y los extranjeros que vivan entre ustedes.
Ofrenda de la décima parte de todo
12»Cuando llegue el tercer año, que es cuando se da la décima parte de todo, y cuando hayas apartado ya la décima parte de todos tus frutos y se la hayas dado a los levitas y a los extranjeros que viven en tu país, y a los huérfanos y las viudas, para que puedan comer en tus poblaciones todo lo que quieran,#Dt 14.28-29. 13declararás ante el Señor tu Dios:
»“Ya he apartado de mi casa la parte de la cosecha que debe ser consagrada, y la he repartido entre los levitas y extranjeros que viven en nuestro país, y entre los huérfanos y las viudas, cumpliendo todo lo que tú me mandaste y sin desobedecer ni olvidar ninguno de tus mandamientos. 14No he comido nada de ello mientras estuve de luto o en estado de impureza, ni lo he ofrecido a los muertos. Señor mi Dios, te he obedecido y he cumplido todo lo que me has ordenado.#26.14 Las ofrendas de comida y, en general, el culto a los muertos son costumbres difundidas en casi todas las culturas. Cf. Dt 18.11; 1 S 28.3-24. 15Mira desde los cielos, desde tu santa mansión, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos has dado, donde la leche y la miel corren como el agua, tal como lo prometiste a nuestros antepasados.”
Israel, pueblo consagrado al Señor#26.16—27.26 La siguiente sección sirve de nexo entre la promulgación de la ley y las bendiciones y maldiciones que resultan de la obediencia o desobediencia a lo que ella prescribe (cap. 28).
16»El Señor tu Dios te manda hoy que pongas en práctica estas leyes y estos mandamientos; cúmplelos de todo corazón y con toda tu alma. 17Tú has declarado hoy que el Señor es tu Dios, y has prometido seguir sus caminos y cumplir sus leyes, mandamientos y decretos, y obedecerlo siempre. 18También el Señor ha declarado hoy que tú, Israel, eres el pueblo de su propiedad,#26.18 El pueblo de su propiedad: Véase Ex 19.5 nota, y cf. Dt 4.20; 7.6; 14.2; Tit 2.14; 1 P 2.9. tal como te lo había prometido, y que cumplirás todos sus mandamientos.#26.17-18 Esta doble declaración, de Israel por un lado y del Señor por el otro, ratifica el compromiso contraído por las partes en la realización del pacto o alianza. Cf. Ex 24.7. 19Él va a hacer de ti una nación superior en gloria, fama y honor a las demás naciones que hizo, y serás, como él lo ha dicho, un pueblo consagrado al Señor tu Dios.»

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Deuteronomio 26: DHH94I

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