DEUTERONOMIO 4
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Moisés recomienda obediencia#4.1-40 Esta solemne exhortación presupone el relato histórico de los caps. 1–3. Israel debe mantenerse fiel al Dios que estableció con él un pacto (v. 23), le reveló sus mandamientos (v. 5) y lo condujo desde el Horeb hasta la entrada a la Tierra prometida (cf. v. 22).
1“Ahora pues, israelitas, escuchad las leyes y decretos que os he enseñado, y ponedlos en práctica, para que viváis y ocupéis el país que el Señor y Dios de vuestros antepasados os va a dar. 2No añadáis ni quitéis nada a lo que yo os ordeno; cumplid los mandamientos del Señor vuestro Dios, que yo os ordeno.#4.2 Dt 12.32; Pr 30.6; cf. Ap 22.18-19. 3Vosotros mismos habéis visto lo que el Señor hizo en Baal-peor, y cómo exterminó de entre vosotros a todos los que adoraron al dios de aquel lugar;#4.3 El episodio al cual se hace referencia aquí se encuentra en Nm 25.1-9; véase también Dt 3.29 n. 4pero todos vosotros, los que os mantuvisteis fieles al Señor vuestro Dios, todavía estáis vivos. 5Yo os he enseñado las leyes y los decretos que el Señor mi Dios me ordenó, para que los pongáis en práctica en el país que vais a ocupar. 6Cumplidlos y practicadlos, porque de esta manera los pueblos reconocerán que en vosotros hay sabiduría y entendimiento, ya que cuando conozcan estas leyes no podrán menos que decir: ‘¡Qué sabia y entendida es esta gran nación!’ 7Porque, ¿qué nación hay tan grande que tenga los dioses tan cerca de ella, como tenemos nosotros al Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamos? 8¿Y qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta enseñanza que yo os presento hoy? 9Así pues, poned mucho cuidado en no olvidar las cosas que habéis visto y no apartarlas jamás de vuestro pensamiento; por el contrario, explicádselas a vuestros hijos y a vuestros nietos.
Presencia de Dios en Horeb
10“El día en que estuvisteis ante el Señor vuestro Dios en el monte Horeb,#4.10 Horeb: Véanse Ex 3.1 n.; Dt 1.2 nota b. el Señor me dijo: ‘Reúne al pueblo, para que escuchen mis palabras, aprendan a honrarme todos los días de su vida y enseñen a sus hijos a hacer lo mismo.’ 11Y vosotros os acercasteis al pie del monte, del que salían llamas de fuego que subían a gran altura y formaban una nube espesa y negra. 12Entonces el Señor os habló de en medio del fuego,#4.11-12 Ex 19.16-18; cf. Heb 12.18-19. y oísteis sus palabras; pero, aparte de oir su voz, no visteis ninguna figura.#4.12 Los vs. 12-19 fundamentan el mandamiento de Ex 20.4-5; Dt 5.8-10 y le sirven de comentario. 13El Señor os dio a conocer su pacto,#4.13 En Deuteronomio, el término hebreo traducido por alianza o pacto designa, a veces, la especial relación que el Señor estableció con su pueblo Israel en el monte Sinaí (5.2-3; véase Ex 19.5 nota g); otras veces, como en el caso presente, se refiere al texto mismo del Decálogo (cf. 9.9,11,15); otras, en fin, aparece asociado a la promesa que Dios hizo a los patriarcas (7.12; 8.18) y al juramento pronunciado en el momento de celebrarse el pacto (29.12,14). que eran diez mandamientos#4.13 Diez mandamientos: lit. diez palabras. Véase Ex 20.1-17 n. que escribió en dos tablas de piedra#4.13 Tablas de piedra: Ex 31.18; 34.28; Dt 9.10. y que os ordenó poner en práctica. 14A mí me ordenó que os enseñara las leyes#4.14 Ex 21.1. y decretos que habéis de cumplir en la tierra que vais a ocupar.
Advertencias contra la idolatría
15“El día en que el Señor habló con vosotros de en medio del fuego, en el monte Horeb, no visteis ninguna figura. Tened, pues, mucho cuidado 16de no caer en la perversión de hacer figuras en forma de hombre o mujer, 17ni figuras de animales, aves, 18reptiles o peces.#4.15-18 Ex 20.4; Lv 26.1; Dt 5.8; 27.15; cf. Ro 1.23. 19Y cuando miréis al cielo y veáis el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigáis en la tentación de adorarlos,#4.19 El culto de los astros se practicaba especialmente en la antigua Mesopotamia. Esa forma de idolatría se difundió también entre los israelitas, sobre todo a partir del siglo VIII a.C., cuando Israel estuvo sometido a la dominación de Asiria y de Babilonia (2 R 17.16; 21.3,5; 23.4-5; Jer 8.2; Ez 8.16). Véase Gn 1.14-18 n. porque el Señor vuestro Dios creó los astros para todos los pueblos del mundo. 20En cuanto a vosotros, el Señor os tomó y os sacó de aquel horno para fundir hierro que es Egipto, y os hizo lo que ahora sois: el pueblo de su propiedad.#4.20 Ex 19.5; Dt 7.6; 14.2; 26.18; 1 R 8.51; Jer 11.4; Tit 2.14; 1 P 2.9. 21Sin embargo, el Señor se enojó conmigo por culpa vuestra,#4.21 Por culpa vuestra: Véase Dt 3.26 n. y juró que yo no pasaría el río Jordán ni entraría en la buena tierra que él os va a dar en propiedad. 22Así que, aunque yo voy a morir en este país y no cruzaré el Jordán, vosotros sí lo cruzaréis, y tomaréis posesión de esa buena tierra. 23Pero tened cuidado de no olvidaros del pacto que el Señor vuestro Dios ha hecho con vosotros. No os hagáis ningún ídolo ni figura de las que el Señor vuestro Dios os ha prohibido hacer, 24porque el Señor vuestro Dios es un Dios celoso,#4.24 El Señor es un Dios celoso porque no admite la rivalidad de otros dioses. Véase Ex 20.5 n.; Dt 5.9. ¡un fuego que todo lo consume!#4.24 Heb 12.29.
25“Cuando ya tengáis hijos y nietos, y os hayáis hecho viejos en este país, si llegáis a rebajaros haciendo imágenes o figuras que representen cualquier cosa, cometiendo así una maldad delante del Señor vuestro Dios y provocando su enojo, 26yo pongo hoy al cielo y a la tierra por testigos de que pronto desapareceréis del país que vais a ocupar al otro lado del Jordán. No viviréis mucho tiempo en esa tierra, sino que seréis exterminados por completo. 27El Señor os dispersará por todas las naciones, y solo un pequeño número#4.27 Un pequeño número: es decir, fáciles de contar. de vosotros sobrevivirá en ellas. 28Allí serviréis a dioses hechos por el hombre, ídolos de madera o piedra que no ven, ni oyen, ni comen, ni respiran.#4.27-28 Dt 28.36. En efecto, los israelitas fueron llevados cautivos a otras naciones: Asiria, en el año 722 a.C. (2 R 17.4-6), y a Babilonia, en los años 598 y 587 a.C. (2 R 25.8-12). 29Pero si allí buscáis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, lo encontraréis.#4.29 Esta promesa se vuelve a encontrar en Jer 29.13; cf. 2 Cr 15.2; Mt 7.7-8. 30Cuando finalmente paséis por todos estos sufrimientos y angustias, si os volvéis al Señor y le obedecéis, 31él, que es bondadoso, no os abandonará ni os destruirá, ni se olvidará del pacto que hizo con vuestros antepasados y que juró cumplir.
32“Buscad en tiempos pasados, desde los tiempos antiguos, cuando Dios creó al hombre en el mundo; id por toda la tierra y preguntad si alguna vez ha sucedido o se ha sabido de algo tan grande como esto. 33¿Existe algún pueblo que haya oído, como vosotros, la voz de Dios hablándole de en medio del fuego, y que no haya perdido la vida?#4.33 Ex 19.17-19. Según el AT, el hombre no puede ver a Dios y seguir viviendo (véase Ex 3.6 nota d). Oir la voz de Dios implica ese mismo peligro, pero el Señor preservó de ese peligro a Israel. Al pie del Sinaí, el pueblo tuvo el privilegio de experimentar que Dios puede hablar con los hombres sin que estos mueran (Dt 5.24). 34¿Ha habido algún dios que haya escogido a un pueblo de entre los demás pueblos, con tantas pruebas, señales, milagros y guerras, desplegando tan gran poder y llevando a cabo hechos tan aterradores como los que realizó ante vosotros y por vosotros en Egipto el Señor vuestro Dios? 35Esto os ha sido mostrado para que sepáis que el Señor es el verdadero Dios, y que fuera de él no hay otro.#4.35 Ex 20.2-3; Is 43.10-13; Mc 12.32. 36Él os habló desde el cielo para corregiros, y en la tierra os mostró su gran fuego, y oísteis sus palabras de en medio del fuego. 37Él amó a vuestros antepasados, y escogió a sus descendientes, liberándolos de Egipto por medio de su gran poder. 38Arrojó de vuestra presencia a naciones más numerosas y poderosas que vosotros, con el fin de que ocuparais sus países y los recibierais en propiedad, como ahora está sucediendo.
39“Por lo tanto, grabad bien en vuestra mente que el Señor es Dios, tanto en el cielo como en la tierra, y que no hay otro fuera de él. 40Cumplid sus leyes y mandamientos, que yo os doy en este día, y os irá bien a vosotros y a vuestros descendientes, y viviréis muchos años en el país que el Señor vuestro Dios os va a dar para siempre.”
Ciudades de refugio al este del Jordán
41Entonces Moisés escogió tres ciudades al este del río Jordán, 42para que el que matara sin querer a otra persona con la cual nunca antes hubiera peleado, pudiera refugiarse en una de ellas y ponerse a salvo. 43Estas ciudades fueron: Béser, en la meseta del desierto, para la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, para la tribu de Gad; y Golán, en Basán, para la media tribu de Manasés.#4.41-43 Jos 20.8-9. Cf. Nm 35.6-15; Dt 19.1-14; Jos 20.
Introducción a la entrega de los diez mandamientos#4.44-49 Estos vs. son una introducción al segundo discurso de Moisés; su finalidad es precisar las circunstancias de tiempo y lugar en que fue pronunciado. Cf. Dt 1.1-5.
44Esta es la enseñanza que Moisés entregó a los israelitas, 45y los mandatos, leyes y decretos que les comunicó cuando salieron de Egipto, 46cuando estaban todavía al este del Jordán, en el valle que está frente a Bet-peor,#4.46 Bet-peor: Véase Dt 3.29 n. en la tierra de Sihón, rey de los amorreos. Sihón vivía en Hesbón, y fue derrotado por Moisés y los israelitas cuando estos salieron de Egipto. 47Los israelitas ocuparon su territorio y el del rey Og de Basán, dos reyes amorreos que vivían al este del Jordán. 48Su territorio se extendía desde Aroer, a orillas del río Arnón, hasta el monte Sirión,#4.48 Sirión: traducción probable; heb. Sión. Cf. Dt 3.9. también llamado Hermón, 49y por todo el Arabá, al este del Jordán, hasta el Mar Muerto, al pie del monte Pisgá.
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