y diles que yo, el Señor, el Dios de Israel, declaro maldito al que no obedezca los términos de este pacto. Es el pacto que hice con sus antepasados cuando los saqué de Egipto, país que era para ellos como un horno de fundir hierro. Les dije: Obedecedme, haced todo lo que yo os ordene, y seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.