Deuteronomio 5:6-22
Deuteronomio 5:6-22 NVI
»Yo soy el SEÑOR tu Dios. Yo te saqué de Egipto, país donde eras esclavo. »No tengas otros dioses además de mí. »No hagas ningún ídolo ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones. »No uses el nombre del SEÑOR tu Dios en falso. Yo, el SEÑOR, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso. »Observa el sábado, y conságraselo al SEÑOR tu Dios, tal como él te ha ordenado. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero observa el séptimo día como día de reposo para honrar al SEÑOR tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. De ese modo podrán descansar tu esclavo y tu esclava, lo mismo que tú. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te sacó de allí con gran despliegue de fuerza y de poder. Por eso el SEÑOR tu Dios te manda observar el sábado. »Honra a tu padre y a tu madre, como el SEÑOR tu Dios te lo ha ordenado, para que disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el SEÑOR tu Dios. »No mates. No cometas adulterio. No robes. No des falso testimonio en contra de tu prójimo. No codicies la mujer de tu prójimo, ni desees su casa, ni su tierra, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca. »Estas son las palabras que el SEÑOR pronunció con voz fuerte desde el fuego, la nube y la densa oscuridad, cuando vosotros estabais reunidos al pie de la montaña. No añadió nada más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, y me las entregó.