Mateo 15:1-18
Mateo 15:1-18 NVI
Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron: ―¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos! Jesús les contestó: ―¿Y por qué quebrantáis vosotros el mandamiento de Dios a causa de la tradición? Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”. Vosotros, en cambio, enseñáis que un hijo puede decir a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios”. En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la tradición anuláis la palabra de Dios. ¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de vosotros: »“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas”». Jesús llamó a la multitud y dijo: ―Escuchad y entended. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella. Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: ―¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso? ―Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz —les respondió—. Dejadlos; son guías ciegos. Y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo. ―Explícanos la comparación —le pidió Pedro. ―¿También vosotros sois aún tan torpes? —les dijo Jesús—. ¿No os dais cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.