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Mateo 5:12-47

Mateo 5:12-47 NVI

Alegraos y llenaos de júbilo, porque os espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que os precedieron. »Vosotros sois la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. »Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de todos, para que ellos puedan ver vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en el cielo. »No penséis que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Os aseguro que, mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que no entraréis en el reino de los cielos a menos que vuestra justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley. »Habéis oído que se dijo a los antepasados: “No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal”. Pero yo os digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno. »Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. »Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras estéis de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo. »Habéis oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecan, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y, si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno. »Se ha dicho: “El que repudia a su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo os digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la divorciada comete adulterio también. »También habéis oído que se dijo a los antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo os digo: No juréis de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando digáis “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digáis “no”, que sea no. Cualquier cosa de más proviene del maligno. »Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo os digo: No resistáis al que os haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la camisa, déjale también la capa. Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda. »Habéis oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por quienes os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa recibiréis? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y, si solamente saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?

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