1 CORINTIOS 8:4-13
1 CORINTIOS 8:4-13 BLP
En lo que se refiere a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no significan nada en el mundo y que no hay más que un Dios. Existen, sí, esos a los que llaman dioses, sea en el cielo o en la tierra —y son, por cierto, muchos esos dioses y señores—. Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios: el Padre, de quien todo procede y a quien todos estamos destinados; y solo hay un Señor: Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las cosas y por quien vivimos también nosotros. Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace muy poco, comen pensando que es carne sacrificada a los ídolos, y su conciencia, que está poco formada, incurre en culpa. No será un alimento lo que nos haga estar más cerca de Dios; nada perderemos por dejar de comer, ni ganaremos nada por comer. Eso sí, procurad que esta libertad vuestra no se convierta en ocasión de caída para los poco formados. Porque vamos a suponer que alguien te ve a ti, que tienes la conciencia bien formada, tomando parte en un banquete en el que se sirve carne sacrificada a los ídolos. Su conciencia poco formada ¿no se dejará llevar de tu ejemplo y comerá de esa carne? Y así, porque tú te las das de sabio, se perderá ese hermano poco formado todavía, pero por quien Cristo murió. Con lo que, además de pecar contra los hermanos al hacer daño a su conciencia mal formada, pecáis también contra Cristo. Por eso, si tomar un alimento va a ser ocasión de pecado para mi hermano, jamás tomaré ese alimento, para no dar a mi hermano ocasión de pecar.