1 REYES 18:36-45
1 REYES 18:36-45 BLP
Al llegar la hora del sacrificio, el profeta Elías se acercó y dijo: —Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel: haz que hoy se reconozca que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo que he actuado así por orden tuya. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que harás volver sus corazones a ti. Entonces descendió el fuego divino, devoró el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. Al verlo, toda la gente cayó en tierra, exclamando: —¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios! Elías les ordenó: —¡Apresad a los profetas de Baal y que no escape ni uno! Los apresaron y Elías mandó bajarlos al arroyo Quisón y allí los degolló. Elías dijo a Ajab: —Vete a comer y a beber, pues se oye el ruido del aguacero. Ajab se fue a comer y beber. Elías, por su parte, subió a la cima del Carmelo, se sentó en tierra con el rostro entre las rodillas y dijo a su criado: —Sube y mira en dirección al mar. El criado subió, miró y dijo: —No se ve nada. Por siete veces Elías le dijo: —Vuelve a hacerlo. A la séptima vez, el criado dijo: —Viene del mar una nube pequeña como la palma de la mano. Entonces Elías le dijo: —Vete a decirle a Ajab: «Engancha y márchate, antes de que la lluvia te lo impida». Inmediatamente, por efecto de las nubes y el viento, el cielo se encapotó y se desencadenó el aguacero. Ajab montó en su carro y marchó a Jezrael.