DANIEL 2:1-16
DANIEL 2:1-16 BLP
El año segundo de su reinado, Nabucodonosor tuvo unos sueños que turbaron su espíritu y no le dejaban dormir. El rey ordenó llamar a los magos, adivinos, hechiceros y astrólogos para que interpretaran sus sueños. Una vez que comparecieron ante su presencia, el rey les dijo: —He tenido un sueño y estoy intrigado por conocer su sentido. Los astrólogos respondieron al rey en arameo: —¡Larga vida al rey! Cuenta el sueño a tus siervos y daremos con su interpretación. El rey les respondió: —He tomado una determinación: como no me contéis el sueño y deis con su interpretación, seréis cortados en pedazos y vuestras casas serán demolidas. Pero, si me contáis el sueño y dais con su interpretación, os colmaré de regalos, obsequios y honores. Os conviene, pues, contarme el sueño y dar con su interpretación. Ellos insistieron: —Que el rey nos cuente su sueño y nosotros daremos con su interpretación. El rey respondió: —Me parece que intentáis ganar tiempo, pues sabéis que he tomado la determinación de haceros reos de una misma sentencia si no sois capaces de contarme el sueño. Seguro que os habéis puesto de acuerdo para mentirme y engañarme, en espera de que cambie la situación. Así que contadme de una vez el sueño; de ese modo me convenceré de que también sois capaces de interpretarlo. Los astrólogos respondieron al rey: —No hay nadie en el mundo que pueda responder a lo que pide su majestad. Y tampoco ha existido un rey, por muy grande y poderoso que haya sido, que haya preguntado cosa semejante a ningún mago, adivino o astrólogo. Lo que pide su majestad es algo muy difícil. Nadie puede darlo a conocer al rey, excepto los dioses, que no habitan entre los mortales. Entonces el rey se enfureció sobremanera y mandó acabar con todos los sabios de Babilonia. Una vez hecha pública la orden de matar a los sabios, se buscó a Daniel y a sus compañeros, pues también a ellos les afectaba la orden real. Pero cuando Arioc, jefe de la guardia real, iba a cumplir la orden de matar a los sabios de Babilonia, Daniel hizo gala de su prudencia y sensatez, y le preguntó: —¿Por qué ha promulgado el rey una orden tan severa? Cuando Arioc le puso al corriente de la situación, Daniel pidió audiencia y propuso al rey que le concediese un plazo para dar con la interpretación del sueño.