ÉXODO 24:3-18
ÉXODO 24:3-18 BLP
Moisés comunicó al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y ordenado, y el pueblo unánimemente contestó: —¡Haremos todo lo que ha dicho el Señor! Entonces Moisés puso por escrito todas las cosas dichas por el Señor. Al día siguiente se levantó muy temprano, construyó un altar al pie del monte y colocó doce piedras en representación de las doce tribus de Israel. Después mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer holocaustos e inmolar los novillos como sacrificios de comunión en honor del Señor. Moisés recogió la mitad de la sangre en una vasija, y con la otra mitad roció el altar. Seguidamente, tomó el libro de la alianza y lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió: —Nosotros obedeceremos al Señor y seguiremos sus órdenes. Entonces Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo diciendo: —Esta es la sangre que confirma la alianza que el Señor ha hecho con vosotros, de acuerdo con todas las cláusulas leídas. Moisés, en compañía de Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de Israel, subió al monte, y allí vieron al Dios de Israel: bajo sus pies tenía una especie de escabel de zafiro, tan resplandeciente como el mismo cielo. Y aunque contemplaron a Dios, él no hizo perecer a aquellos privilegiados de Israel. Después comieron y bebieron. El Señor dijo a Moisés: —Sube a encontrarte conmigo en la montaña y quédate allí, pues te daré unas tablas de piedra con la ley y los mandatos que he escrito para instruir a los israelitas. Moisés, junto con su ayudante Josué, subió al monte de Dios, después de decir a los ancianos: —Esperad aquí, hasta que regresemos. Si surge algún problema, acudid a Aarón y Jur, ellos se quedan aquí. Cuando Moisés subió al monte, una nube lo envolvió: era la gloria del Señor que descansaba sobre el monte Sinaí. Durante seis días lo envolvió la nube. Al séptimo día el Señor llamó a Moisés desde la nube. La gloria del Señor era a los ojos de los israelitas como un fuego voraz sobre la cumbre del monte. Moisés se adentró en la nube, subió al monte, y permaneció allí cuarenta días y cuarenta noches.