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EZEQUIEL 18:1-20

EZEQUIEL 18:1-20 BLP

El Señor me dirigió la palabra: —¿Qué queréis decir cuando repetís este refrán en territorio de Israel: «Los padres comieron los agraces y los hijos padecen la dentera»? Lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que no tendréis oportunidad de repetir este refrán en Israel. Todas las personas me pertenecen, lo mismo un padre que su hijo. Y la persona que peque, morirá. Si una persona es honrada y practica el derecho y la justicia, si no participa en los banquetes sacrificiales de los montes ni pone sus ojos en los ídolos de Israel, si no deshonra a la mujer de su prójimo ni tiene relaciones con una mujer durante la menstruación, si no extorsiona a nadie, devuelve la prenda al deudor y no roba, si da su pan al hambriento y proporciona ropa al desnudo, si no presta a interés ni saca de ello provecho alguno, si evita hacer el mal y juzga rectamente a los demás, si vive conforme a mis normas y observa mis disposiciones actuando con honradez, esa persona es recta y seguro que vivirá —oráculo del Señor Dios. Y si esa persona engendra un hijo ladrón y asesino, que hace todas las cosas que su padre no había hecho: tomar parte en los banquetes sacrificiales de los montes, deshonrar a la mujer de su prójimo, extorsionar al pobre y al indigente, robar, no devolver las prendas, poner sus ojos en los ídolos, cometer abominaciones, prestar a interés sacando provecho de ello, tal persona no vivirá. Por haber cometido todas esas abominaciones, será condenada a muerte y solo ella será la responsable. Y si engendra un hijo que, al ver los pecados cometidos por su padre, decide no cometerlos, es decir, decide no tomar parte en los banquetes sacrificiales de los montes, no poner sus ojos en los ídolos de Israel, no deshonrar a la mujer de su prójimo, no extorsionar a la gente, devolver las prendas, no robar, dar su pan al hambriento y proporcionar ropa al desnudo, apartarse del mal y no prestar a usura sacando provecho de ello, si además observa mis disposiciones y vive conforme a mis normas, esa persona no morirá por el pecado de su padre. Seguro que vivirá. Si su padre cometió extorsión, robó y no hizo el bien entre sus parientes, morirá por su propio pecado. Pero vosotros decís: «¿Por qué el hijo no ha de cargar con el pecado del padre?». Pues porque el hijo ha practicado el derecho y la justicia, ha respetado y puesto en práctica todas mis normas, y por tanto os aseguro que vivirá. La persona que peque, morirá; el hijo no cargará con la culpa del padre ni este cargará con la culpa del hijo. La persona honrada será tratada como honrada, y la persona malvada será responsable de su maldad.