GÉNESIS 42:1-17
GÉNESIS 42:1-17 BLP
Cuando Jacob se enteró de que había grano en Egipto, les dijo a sus hijos: —¿Qué hacéis cruzados de brazos? He oído que hay grano en Egipto; así que bajad allá y comprad grano para que podamos sobrevivir; pues si no, moriremos. Por eso, los diez hermanos de José bajaron a Egipto para abastecerse de grano; pero Jacob no permitió que Benjamín, el hermano de José, bajase con ellos, por temor a que le ocurriese alguna desgracia. Así fue como los hijos de Israel, al igual que hacían otros, bajaron a comprar grano, porque el hambre se había apoderado de Canaán. José era el gobernador del país, y el que vendía el grano a la gente que llegaba de todas partes. Cuando sus hermanos llegaron ante él, se postraron rostro en tierra. En cuanto José vio a sus hermanos, los reconoció, pero fingiendo no conocerlos, les preguntó con rudeza: —¿De dónde venís? Ellos respondieron: —Venimos de la tierra de Canaán para comprar grano. José había reconocido a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron. Entonces José recordó los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: —Vosotros sois espías y habéis venido para estudiar las zonas desguarnecidas del país. Ellos respondieron: —¡No, mi señor! Tus siervos han venido a comprar alimento. Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, gente honrada. Estos siervos tuyos no son espías. Pero José insistió: —¿Cómo que no? Habéis venido a estudiar las zonas vulnerables del país. Ellos respondieron: —Nosotros, tus siervos, éramos doce hermanos, todos hijos de un mismo padre que vive en Canaán. Nuestro hermano, el más pequeño, se ha quedado con nuestro padre, y el otro ya no está con nosotros. Sin embargo, José volvió a decirles: —Ya os decía yo que sois espías. Os pondré a prueba, y os juro por la vida del faraón, que de aquí no saldréis a menos que traigáis acá a vuestro hermano menor. Que uno de vosotros vaya a traerlo; los demás quedaréis prisioneros. Así probaréis vuestras palabras y si habéis dicho la verdad. Porque si no es así, ¡por la vida del faraón que sois espías! José los encerró durante tres días.