ISAÍAS 40:18-31
ISAÍAS 40:18-31 BLP
¿Con quién compararéis a Dios, a qué imagen lo asemejaréis? El escultor funde un ídolo, el orfebre lo recubre de oro, le funde adornos de plata. El que es pobre de recursos elige madera incorruptible; se busca un escultor profesional que le haga una imagen consistente. ¿No lo sabéis ni lo habéis oído? ¿No os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis llegado a entender cómo se sostiene la tierra? Él habita en el orbe terrestre (sus habitantes le parecen saltamontes), despliega el cielo como un toldo y lo extiende como tienda habitable. Él convierte en nada a los príncipes y transforma en nulidad a los gobernantes: apenas los plantan, apenas los siembran, apenas arraigan sus tallos en tierra, si sopla sobre ellos, se agostan y el vendaval los avienta como paja. ¿Con quién me compararéis? ¿Con quién me asemejaréis? —dice el Santo—. Levantad los ojos a lo alto, ved quién ha creado esas cosas: el que saca a su ejército innumerable y llama a cada cual por su nombre, tan sobrado de poder y de fuerza que no puede fallarle ninguno. ¿Por qué afirmas, Jacob, y andas diciendo, Israel: «Mi conducta está oculta al Señor, mi Dios se desentiende de mi causa»? ¿No lo sabes, no has oído que el Señor es un Dios eterno, creador de los confines de la tierra? No se cansa ni desfallece, su inteligencia es inescrutable. Da fuerza al cansado, aumenta el vigor de los débiles. Los jóvenes se cansan y se agotan, una y otra vez tropiezan los mozos; recobran, en cambio, su fuerza, los que esperan en el Señor, alzan su vuelo como las águilas; corren pero no se cansan, andan y no se fatigan.