LUCAS 15:1-17
LUCAS 15:1-17 BLP
Todos los recaudadores de impuestos y gente de mala reputación solían reunirse para escuchar a Jesús. Al verlo, los fariseos y los maestros de la ley murmuraban: —Este anda con gente de mala reputación y hasta come con ella. Jesús entonces les contó esta parábola: —¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja en el campo las otras noventa y nueve y va en busca de la que se le había perdido? Cuando la encuentra, se la pone sobre los hombros lleno de alegría y, al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: «¡Alegraos conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido!». Pues yo os digo que, igualmente, hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesiten convertirse. O también, ¿qué mujer, si tiene diez monedas y se le pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa y la busca afanosamente hasta que la encuentre? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: «¡Alegraos conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido!». Pues yo os digo que, igualmente, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta. Y les contó también: —Había una vez un padre que tenía dos hijos. El menor de ellos le dijo: «Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde». El padre repartió entonces sus bienes entre los dos hijos. Pocos días después, el hijo menor reunió cuanto tenía y se marchó a un país lejano, donde lo despilfarró todo de mala manera. Cuando ya lo había malgastado todo, sobrevino un terrible período de hambre en aquella región, y él empezó también a padecer necesidad. Entonces fue a pedir trabajo a uno de los habitantes de aquel país, el cual lo envió a sus tierras, a cuidar cerdos. Él habría querido llenar su estómago con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Entonces recapacitó y se dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo estoy aquí muriéndome de hambre!