SALMOS 78:1-25
SALMOS 78:1-25 BLP
Pueblo mío, escucha mi enseñanza, atended a las palabras de mi boca. Con sentencias sabias hablaré, proclamaré enigmas de antaño. Lo que nosotros oímos y sabemos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a sus hijos; a la nueva generación le contaremos las proezas del Señor y su poder, las maravillas que él hizo. Él estableció una norma en Jacob, una ley instituyó en Israel; él ordenó a nuestros padres enseñarlas a sus hijos, para que la generación venidera lo sepa y los hijos que habrán de nacer se dispongan a contarlo a sus hijos. Así estos confiarán en Dios, no olvidarán sus proezas y respetarán sus mandatos; no serán como sus padres, generación terca y rebelde que no fue fiel a Dios. Los hijos de Efraín, diestros arqueros, huyeron el día de la batalla. No respetaron la alianza, no quisieron seguir su ley; olvidaron sus proezas, los portentos que les mostró. Ante sus padres hizo prodigios en el país de Egipto, en los campos de Soán. Abrió el mar y los hizo pasar, como un dique detuvo las aguas; con una nube los guiaba de día, con luz de fuego durante la noche; en el desierto hendió las rocas, calmó su sed en caudalosos manantiales; hizo brotar arroyos de las peñas y como ríos descendieron las aguas. Pero de nuevo pecaron contra él, se rebelaron contra el Altísimo en el desierto. En su interior retaron a Dios, reclamaron comida con ansia. Hablaron contra Dios, dijeron: «¿Podrá Dios preparar una mesa en el desierto? Es verdad que golpeó la roca y el agua manó, los arroyos fluyeron; pero ¿podrá también dar pan, proporcionar carne a su pueblo?». Lo oyó el Señor y se llenó de furia, su ira se encendió contra Jacob, se alzó en cólera contra Israel, porque no habían creído en Dios, no confiaban en su salvación. Entonces dio la orden a las nubes y las puertas del cielo se abrieron. Les hizo llover maná para comer, les ofreció trigo del cielo. Pan de ángeles comió el ser humano, víveres mandó para saciarlos.