ROMANOS 9:25-33
ROMANOS 9:25-33 BLP
Así lo dice el profeta Oseas: Al que no era mi pueblo lo llamaré «Pueblo mío», y a la que no era amada la llamaré «Amada mía». Y donde les dije: «No sois mi pueblo», allí serán llamados «hijos del Dios vivo». Isaías, a su vez, proclama refiriéndose a Israel: Aunque fueran los israelitas tan numerosos como la arena del mar, solo un resto se salvará. Con prontitud y perfección va a realizar el Señor su plan sobre la tierra . Y como anunció el mismo Isaías: Si el Señor del universo no nos hubiera dejado descendencia, habríamos sido como Sodoma, nos habríamos parecido a Gomorra. ¿Qué concluir de todo esto? Pues que los no judíos, sin esforzarse en buscar la amistad de Dios, la han encontrado; hablo de la absolución de culpa y del restablecimiento de la amistad que se alcanza mediante la fe. En cambio, Israel, afanándose por cumplir una ley que debería llevar a la absolución de culpa y al restablecimiento de la amistad divina, ni siquiera consiguió cumplir la ley. ¿Por qué? Pues porque, al prescindir de la fe y apoyarse en el valor de las propias acciones, terminaron por tropezar en aquella piedra de que habla la Escritura