1 PEDRO 1:3-12
1 PEDRO 1:3-12 RV2020
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia y por la resurrección de Jesucristo de los muertos, nos hizo renacer a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e imperecedera. Herencia que está reservada en los cielos para vosotros, que sois protegidos por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo final. Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas. Si el oro, que es perecedero, se prueba con fuego, cuánto más vuestra fe, que es de más valor, debe ser sometida a prueba. Así, al ser probada, vuestra fe se convertirá en motivo de alabanza, gloria y honra cuando se manifieste Jesucristo. Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, y que creéis en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, pues estáis alcanzando la meta de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. Los profetas que anunciaron la gracia destinada a vosotros, indagaron e investigaron con toda diligencia acerca de esta salvación. Ellos pretendían descubrir en qué circunstancias y a qué tiempo se refería el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, cuando anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y la gloria que vendría después de tales sufrimientos. Y se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo. ¡Aun los mismos ángeles anhelan contemplar estas cosas!