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1 SAMUEL 22:1-21

1 SAMUEL 22:1-21 RV2020

David partió de allí y se refugió en la cueva de Adulam. Cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, fueron allí a reunirse con él. También se le juntaron todos los que estaban en dificultades, los que tenían deudas y los descontentos. Eran en total unos cuatrocientos hombres, y David se convirtió en su jefe. De allí se fue David a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: —Te ruego que mi padre y mi madre se queden con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. Los llevó, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte. Pero el profeta Gad dijo a David: —No te quedes en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Entonces partió David y entró en el bosque de Haret. Saúl oyó que David y los que estaban con él habían sido vistos. Estaba Saúl sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco, sobre un alto, con la lanza en su mano, y rodeado de todos sus siervos. Y dijo Saúl a los siervos que estaban alrededor de él: —Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas, para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí? ¿No ha habido quien me informara de cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni hay ninguno de vosotros que se conduela de mí y me dé a conocer cómo mi hijo ha sublevado contra mí a un siervo mío para que me aceche, tal como lo hace hoy? Entonces Doeg, el edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió: —Yo vi al hijo de Isaí llegar a Nob, adonde estaba Ahimelec hijo de Ahitob. Este consultó al Señor por él, le dio provisiones y también la espada de Goliat, el filisteo. Mandó el rey a llamar al sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y a toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob, y todos vinieron ante el rey. Y Saúl dijo: —Oye ahora, hijo de Ahitob. —Aquí me tienes, señor mío —respondió él. Saúl añadió: —¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí? Le diste pan y una espada, y consultaste a Dios por él, para que se subleve contra mí y me aceche, como lo hace en el día de hoy. Ahimelec respondió al rey: —¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, que además es yerno del rey, sirve a tus órdenes y todos lo honran en tu propia casa? ¿Acaso he comenzado hoy a consultar a Dios por él? ¡No, lejos de mí! Que el rey no culpe de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa, grande ni pequeña, sabe de este asunto. Pero el rey respondió: —Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre. Luego dijo el rey a la gente de su guardia que estaba a su lado: —Volveos y matad a los sacerdotes del Señor; porque también la mano de ellos está con David, pues aunque sabían ellos que huía, no me lo dieron a conocer. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes del Señor. Entonces dijo el rey a Doeg: —Vuélvete y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg, el edomita, atacó a los sacerdotes y mató en aquel día a ochenta y cinco hombres que vestían efod de lino. Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, la pasó Saúl a filo de espada: a hombres, mujeres y niños, hasta los de pecho, y bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada. Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, pudo escapar, y huyó adonde estaba David. Abiatar notificó a David cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes del Señor.