1 SAMUEL 3:1-21
1 SAMUEL 3:1-21 RV2020
El joven Samuel servía al Señor en presencia de Elí; en aquellos días escaseaba la palabra del Señor y no eran frecuentes las visiones. Un día estaba Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver. Samuel estaba durmiendo en el templo del Señor, donde se encontraba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuera apagada, el Señor llamó a Samuel. Este respondió: —Aquí me tienes. Y corrió luego adonde estaba Elí, y le dijo: —Aquí me tienes; ¿para qué me has llamado? —Yo no te he llamado; vuelve y acuéstate —respondió Elí. Él se fue y se acostó. El Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, vino adonde estaba Elí y le dijo: —Aquí me tienes; ¿para qué me has llamado? —Hijo mío, yo no te he llamado; vuelve y acuéstate —le respondió Elí. Samuel no había conocido aún al Señor, ni la palabra del Señor le había sido revelada. El Señor, pues, llamó por tercera vez a Samuel. Y él se levantó, vino ante Elí, y le dijo: —Aquí me tienes; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que el Señor llamaba al joven, y le dijo: —Ve y acuéstate; y si te llama, di: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». Así se fue Samuel y se acostó en su lugar. Vino el Señor, se paró y llamó como las otras veces: —¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: —Habla, que tu siervo escucha. Dijo el Señor a Samuel: —Yo haré una cosa en Israel que a quien la oiga le zumbarán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado contra Dios y él no se lo ha impedido. Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de su linaje no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas. Samuel se quedó acostado hasta la mañana, y después abrió las puertas de la casa del Señor; pero temía contar la visión a Elí. Entonces Elí lo llamó y le dijo: —Samuel, hijo mío. —Aquí me tienes —respondió él. Elí dijo: —¿Qué te ha dicho? Te ruego que no me lo ocultes. Traiga Dios sobre ti el peor de los castigos, si me ocultas una palabra de todo lo que habló contigo. Entonces Samuel se lo manifestó todo, sin ocultarle nada. Y Elí dijo: —Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca. Samuel crecía y el Señor estaba con él; y no dejó sin cumplir ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel era fiel profeta del Señor. Y el Señor volvió a aparecer en Silo, porque en Silo se manifestaba a Samuel la palabra del Señor.