1 SAMUEL 7:3-17
1 SAMUEL 7:3-17 RV2020
Habló entonces Samuel a toda la casa de Israel: —Si de todo vuestro corazón os volvéis al Señor, quitad de entre vosotros los dioses ajenos y a Astarot, dedicad vuestro corazón al Señor y servidle solo a él, y él os librará de manos de los filisteos. Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron solo al Señor. Luego dijo Samuel: —Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros al Señor. Se reunieron, pues, en Mizpa, sacaron agua y la derramaron delante del Señor; ayunaron aquel día allí, y dijeron: —Contra el Señor hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa. Cuando supieron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; al oír esto, los hijos de Israel tuvieron temor de los filisteos. Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: —No ceses de clamar por nosotros al Señor, nuestro Dios, para que nos guarde de manos de los filisteos. Tomó Samuel un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto al Señor; y clamó Samuel al Señor por Israel, y el Señor lo escuchó. Mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Pero el Señor tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, los atemorizó y fueron vencidos delante de Israel. Los hijos de Israel salieron de Mizpa, siguieron a los filisteos y los hirieron hasta abajo de Bet-car. Tomó luego Samuel una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, porque dijo: —Hasta aquí nos ayudó el Señor. Así fueron sometidos los filisteos y no volvieron a entrar más en el territorio de Israel; y la mano del Señor estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel. Las ciudades que los filisteos les habían arrebatado a los hijos de Israel les fueron devueltas, desde Ecrón hasta Gat; e Israel libró su territorio de manos de los filisteos. También hubo paz entre Israel y el amorreo. Samuel juzgó a Israel todo el tiempo que vivió. Hacía cada año un recorrido por Bet-el, Gilgal y Mizpa. Juzgaba a Israel en todos estos lugares. Después volvía a Ramá, porque allí estaba su casa. Allí juzgaba a Israel y también allí edificó un altar al Señor.