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2 CRÓNICAS 6:6-42

2 CRÓNICAS 6:6-42 RV2020

Pero a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel». David, mi padre, tuvo en su corazón edificar Casa al nombre del Señor, Dios de Israel. Pero el Señor dijo a David mi padre: «Respecto a haber sentido en tu corazón el deseo de edificar una Casa a mi nombre, bien has hecho en haberlo pensado así. Pero tú no edificarás la Casa, sino un hijo tuyo, salido de tus entrañas, él edificará la Casa a mi nombre». Pues bien, el Señor ha cumplido su promesa: me he levantado yo en lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como el Señor había dicho, y he edificado una Casa al nombre del Señor, Dios de Israel. En ella he puesto el arca, en la cual está el pacto que el Señor celebró con los hijos de Israel. Se puso luego Salomón delante del altar del Señor, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos; pues Salomón había hecho un estrado de bronce que medía poco más de dos metros por lado y casi un metro y medio de alto, y lo había puesto en medio del atrio; se colocó sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, extendió sus manos al cielo y dijo: —Señor, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y tienes misericordia para con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón; que has mantenido a tu siervo David, mi padre, la promesa que le hiciste; tú lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día. Ahora, pues, Señor, Dios de Israel, cumple a tu siervo David, mi padre, la promesa que le hiciste: «Nunca faltará en mi presencia uno de los tuyos, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos observen una buena conducta y anden en mi ley, como tú has andado delante de mí». Ahora, pues, Señor, Dios de Israel, cúmplase la promesa que hiciste a tu siervo David. Pero, ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, ¿cuánto menos esta Casa que he edificado? Pero tú prestarás atención a la oración de tu siervo, y a su ruego, Señor, Dios mío, para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estén abiertos sobre esta Casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: «Mi nombre estará allí». Escucha la oración con que tu siervo ora en este lugar. Asimismo, escucha el ruego de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hagan oración. Escucha desde los cielos, desde el lugar de tu morada; escucha y perdona. Cuando alguno peque contra su prójimo, y se le exija juramento, si viene a jurar ante tu altar en esta Casa, tú oirás desde los cielos, actuarás y juzgarás a tus siervos, de modo que darás la paga al impío, y harás recaer su proceder sobre su cabeza, pero justificarás al justo, al darle conforme a su justicia. Cuando tu pueblo Israel sea derrotado delante del enemigo por haber pecado contra ti, si se convierte y confiesa tu nombre, si ruega delante de ti en esta Casa, tú oirás desde los cielos, perdonarás el pecado de tu pueblo Israel y les harás volver a la tierra que les diste a ellos y a sus padres. Cuando los cielos se cierren y no haya lluvias, por haber pecado contra ti, si oran a ti en este lugar y confiesan tu nombre, si se convierten de sus pecados cuando los aflijas, tú los oirás en los cielos y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, les enseñarás el buen camino para que anden en él y enviarás lluvia sobre tu tierra, la que diste por heredad a tu pueblo. Cuando haya hambre en la tierra, o peste, o las plantas se sequen por el calor, o sean atacadas por hongos, las langostas o el pulgón; cuando los sitien sus enemigos en la tierra donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; toda oración y todo ruego que haga cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conozca su llaga y su dolor en su corazón, si extiende sus manos hacia esta Casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; perdonarás y darás a cada uno conforme a sus caminos, pues habrás conocido su corazón; porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres; para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres. También al extranjero que no sea de tu pueblo Israel, que haya venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viene y ora en esta Casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las que haya clamado a ti; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta Casa que yo he edificado. Cuando tu pueblo salga a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú le envíes, y ora a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la Casa que he edificado a tu nombre, tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa. Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojes contra ellos, y los entregues a sus enemigos, para que sus conquistadores los lleven cautivos a otras tierras, lejos o cerca, si ellos vuelven en sí en la tierra adonde los hayan llevado cautivos; si se convierten y oran a ti en la tierra de su cautividad, y dicen: «Pecamos, somos culpables, impíamente hemos actuado»; si se convierten a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hayan llevado cautivos, y oran hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la Casa que he edificado a tu nombre; tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, ampararás su causa y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti. Ahora, pues, Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en este lugar. Señor Dios, ven a tu lugar de descanso, tú y el arca de tu poder; Señor Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad. Señor Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias para con tu siervo David.

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