2 CORINTIOS 12:1-10
2 CORINTIOS 12:1-10 RV2020
Es cierto que no me conviene vanagloriarme. Pero ahora me referiré a las visiones y a las revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo (si con cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe). Y conozco a ese hombre que fue arrebatado al paraíso, (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe) donde oyó palabras indecibles que ningún ser humano puede pronunciar. De ese hombre me jactaré; pero de mí mismo, tan solo me jactaré de mis debilidades. Sin embargo, si quisiera jactarme, no estaría loco, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que ve u oye de mí. Y para que por la grandeza de las revelaciones no me envanezca demasiado, se me clavó un aguijón en mi cuerpo, un ángel de Satanás para que me abofetee. Tres veces he rogado al Señor que me lo quite. Pero él me ha dicho: «Te basta mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, de buena gana me jactaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo habite en mí. Por eso, por Cristo me complazco en las debilidades, en los insultos, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.