2 SAMUEL 19:24-43
2 SAMUEL 19:24-43 RV2020
También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies ni cortado su barba. Tampoco había lavado sus vestidos desde el día en que salió el rey hasta el día en que volvió en paz. Y cuando llegó a Jerusalén para recibir al rey, este le dijo: —Mefi-boset, ¿por qué no viniste conmigo? Él respondió: —Rey y señor mío, mi siervo me engañó; tu siervo le había dicho: «Ensíllame un asno, montaré en él y me iré con el rey», porque tu siervo es cojo. Él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor, el rey; pero mi señor, el rey, es como un ángel de Dios; trátame, pues, como mejor te parezca. Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte ante mi señor, el rey. Sin embargo, tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho tengo aún de implorar algo al rey? El rey le dijo: —¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras. Mefi-boset dijo al rey: —Deja que él las tome todas, puesto que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa. También Barzilai, el galaadita, descendió de Rogelim y pasó el Jordán con el rey, para acompañarlo al otro lado del río. Era Barzilai muy anciano; tenía ochenta años y había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico. El rey le dijo: —Sigue conmigo y yo me encargaré de tu sustento en Jerusalén. Pero Barzilai dijo al rey: —¿Cuántos años más habré de vivir para que yo suba con el rey a Jerusalén? ¡Ya tengo ochenta años de edad! ¿Puedo distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Gustará ahora tu siervo de lo que coma o beba? ¿Oirá aún la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Por qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor, el rey? Tu siervo seguirá contigo un poco más allá del Jordán, pero ¿para qué ha de darme el rey tan gran recompensa? Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, para que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Aquí está tu siervo Quimam. Que siga él con mi señor, el rey, y haz con él lo que bien te parezca. El rey dijo: —Pues que Quimam siga conmigo, y yo haré con él como bien te parezca; todo lo que tú me pidas, yo lo haré. Todo el pueblo pasó el Jordán. Luego que hubo también pasado, el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y él regresó a su casa. Siguió entonces el rey hacia Gilgal, y con él pasó Quimam. Todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la mitad del pueblo de Israel. En esto, todos los hombres de Israel vinieron a decir al rey: —¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, se han adueñado de ti, y han hecho pasar el Jordán al rey, a su familia y a todos los siervos de David con él? Los hombres de Judá respondieron a los de Israel: —Porque el rey es nuestro pariente. Pero ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido a expensas del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo? Entonces los hombres de Israel respondieron a los de Judá: —Nosotros tenemos sobre el rey, sobre el mismo David, diez veces más derechos que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis menospreciado? ¿Acaso no fuimos nosotros los primeros que propusimos hacer volver a nuestro rey? Sin embargo, las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.