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HECHOS 16:23-30

HECHOS 16:23-30 RV2020

Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los mantuviera constantemente vigilados. El carcelero, recibida la orden, los metió en la celda más profunda y les aseguró los pies en el cepo. Hacia la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, mientras los otros presos los oían. De repente sobrevino un gran terremoto y los cimientos de la cárcel se conmovieron, se abrieron de golpe todas las puertas y todas las cadenas se soltaron. El carcelero se despertó y al ver abiertas las puertas de la cárcel sacó la espada para quitarse la vida, pues pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó diciendo: —¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí! El carcelero pidió una luz y se adentró apresuradamente. Tembloroso se postró a los pies de Pablo y de Silas, los sacó fuera y les preguntó: —Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

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