HECHOS 2:6-21
HECHOS 2:6-21 RV2020
Al oír este estruendo, se juntó la multitud. Estaban confusos, porque cada uno oía hablar a los apóstoles en su propia lengua. Atónitos y maravillados, se decían: —Mirad, ¿no son galileos todos los que hablan? ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar a cada uno de ellos en nuestra lengua materna? Partos, medos, elamitas y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes. Todos los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Llenos de asombro y perplejidad se preguntaban: —¿Qué quiere decir esto? Otros, en cambio, se burlaban y decían: —Están llenos de vino. Entonces Pedro se puso de pie, junto con los otros once, levantó la voz y dijo: —Judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, prestad atención a mis palabras y quedaos bien con lo que os voy a decir: Estos no están borrachos, como vosotros suponéis, pues solo son las nueve de la mañana. Se trata de lo dicho por el profeta Joel: En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Incluso sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos días mi Espíritu y profetizarán. Y haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y vapor de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes de que venga el día del Señor, grande y glorioso. Y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.