COLOSENSES 3:3-24
COLOSENSES 3:3-24 RV2020
Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Por lo tanto, haced morir todo lo que hay de mundano en vosotros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Por estas cosas viene la ira de Dios sobre los desobedientes. En otro tiempo vosotros también anduvisteis en estas cosas, vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, y el lenguaje obsceno. No os mintáis unos a otros, pues os habéis despojado de la vieja naturaleza y de sus obras, y os habéis revestido de la nueva naturaleza, la naturaleza del hombre nuevo, que por el conocimiento se va renovando a imagen del que lo creó. Por eso, ya no hay distinción entre el griego y el judío, entre el que está circuncidado y el que no lo está; ya no importa ser extranjero, inculto, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y está en todos. Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. Del mismo modo que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Que en vuestros corazones reine la paz de Dios, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad al Señor salmos, himnos y cánticos espirituales, con corazones agradecidos. Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, y dad gracias a Dios Padre por medio de él. Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis duros con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no solo cuando os ven, como los que quieren agradar a la gente, sino con corazón sincero, por temor a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente. Pues ya sabéis que del Señor recibiréis la herencia como recompensa, porque a Cristo el Señor servís.