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DEUTERONOMIO 28:15-57

DEUTERONOMIO 28:15-57 RV2020

Pero acontecerá, si no oyes la voz del Señor, tu Dios, y no procuras cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy, que vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones. Maldito serás en la ciudad y maldito en el campo. Malditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tus entradas y maldito en tus salidas. El Señor enviará contra ti la maldición, el quebranto y el asombro en todo cuanto hagas y pongas tu mano, hasta que seas destruido y perezcas muy pronto a causa de la maldad de las obras por las que me habrás dejado. El Señor traerá sobre ti mortandad, hasta que te haga desaparecer de la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. El Señor te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor; con sequía, con calamidad repentina y con añublo, que te perseguirán hasta que perezcas. Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y de hierro la tierra que está debajo de ti. Dará el Señor como lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. El Señor te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos y por siete caminos huirás de ellos. Serás el espanto de todos los reinos de la tierra. Tus cadáveres servirán de comida a todas las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y no habrá quien las espante. El Señor te herirá con úlceras como las de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón incurables. El Señor te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu, y palparás al mediodía como palpa el ciego en la oscuridad. No serás prosperado en tus caminos; no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposarás con una mujer y otro hombre dormirá con ella; edificarás una casa y no habitarás en ella; plantarás una viña y no la disfrutarás. Tu buey será muerto ante tus propios ojos, y no comerás de él; tu asno será arrebatado en tu presencia, y no te será devuelto; tus ovejas serán entregadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos lo verán, y desfallecerán tras ellos todo el día, pero nada podrás hacer. El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo lo comerá un pueblo que no conociste, y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días. Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos. Te herirá el Señor con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado. El Señor os llevará, a ti y al rey que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conocíais, y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. Serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla en todos los pueblos a los que te llevará el Señor. Sembrarás mucha semilla en tu campo y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio, pero no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. Hijos e hijas engendrarás, pero no serán para ti, porque irán en cautiverio. Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. Él te prestará a ti y tú no le prestarás a él; él estará a la cabeza y tú a la cola. Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, te perseguirán y te alcanzarán hasta que perezcas, por cuanto no habrás atendido a la voz del Señor, tu Dios, para guardar los mandamientos y los estatutos que él te mandó. Y serán sobre ti y tu descendencia como una señal y un prodigio para siempre. Por cuanto no serviste al Señor, tu Dios, con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías abundancia de todas las cosas; servirás, por tanto, a tus enemigos que enviará el Señor contra ti, con hambre, con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas. Él pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. El Señor traerá contra ti una nación venida de lejos, de los confines de la tierra, que volará como águila, una nación cuya lengua no entiendas; gente fiera de rostro, que no tendrá respeto del anciano ni perdonará al niño. Ella se comerá el fruto de tu animal doméstico y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte. Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra los muros altos y fortificados en que tú confías. Sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que el Señor, tu Dios, te haya dado. Comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que el Señor, tu Dios, te haya dado, en medio del sitio y la angustia con que te afligirá tu enemigo. El hombre más amable y delicado entre los tuyos mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón y al resto de los hijos que le queden, para no compartir con ellos la carne de sus hijos, que él se comerá, por no haberle quedado nada en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades. La más amable y delicada entre vosotros, que de tan pura delicadeza y ternura nunca intentaría sentar sobre la tierra la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido de su corazón, a su hijo, a su hija, y por carecer de todo, se ocultará para comer la placenta que sale de entre sus piernas y a los hijos que dé a luz, en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en tus ciudades.

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