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ECLESIASTÉS 3:1-22

ECLESIASTÉS 3:1-22 RV2020

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo cosechar, tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar, tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar, tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas, tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar, tiempo de buscar y tiempo de perder, tiempo de guardar y tiempo de desechar, tiempo de rasgar y tiempo de coser, tiempo de callar y tiempo de hablar, tiempo de amar y tiempo de aborrecer, tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho obtiene el que trabaja de aquello en que se afana? He visto el trabajo que Dios ha dado a los seres humanos para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón de los mortales, sin que este alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin. Sé que no hay nada mejor para el ser humano que alegrarse y hacer bien en su vida, y también que es don de Dios que toda persona coma y beba, y disfrute de los beneficios de toda su labor. Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo: Nada hay que añadir ni nada que quitar. Dios lo hace para que la humanidad le tema. Lo que antes fue, ya es, y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo pasado. Vi más cosas bajo el sol: en lugar del juicio, la maldad; y en lugar de la justicia, la iniquidad. Y dije en mi corazón: «Al justo y al malvado juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace». Dije también en mi corazón: «Esto es así, por causa de los seres humanos, para que Dios los pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a las bestias». Pues lo mismo les sucede a los humanos y a las bestias: como mueren las unas, así mueren los otros, y todos tienen un mismo aliento de vida. No es más el ser humano que la bestia, porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá. ¿Quién sabe si el espíritu de los seres humanos sube a lo alto, y el espíritu del animal baja a las profundidades de la tierra? Así, pues, he visto que no hay nada mejor para el ser humano que alegrarse en su trabajo, porque esa es su recompensa. Pues nadie lo traerá a ver lo que sucederá después de él.

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