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ECLESIASTÉS 4:1-16

ECLESIASTÉS 4:1-16 RV2020

Luego me fije en tanta violencia que se comete bajo el sol: las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consolara; no había consuelo para ellos, pues la fuerza estaba en manos de sus opresores. Alabé entonces a los que ya habían muerto, más que a los que aún viven. Pero todavía estimé más afortunados a los que aún no existían, porque no podían contemplar los atropellos que se cometen bajo el sol. He visto, asimismo, que toda obra bien hecha provoca la envidia del prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. El necio se cruza de brazos y se consume en sí mismo. Más vale un puño lleno de descanso, que ambos puños llenos de trabajo y aflicción de espíritu. Me volví otra vez, y vi vanidad bajo el sol. Un hombre está solo, sin sucesor, sin hijo ni hermano. Nunca cesa de trabajar, sus ojos no se sacian de riquezas, ni se pregunta: «¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida de todo bienestar?». También esto es vanidad y duro trabajo. Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga, no habrá otro que lo levante. También, si dos duermen juntos, se calientan mutuamente, pero ¿cómo se calentará uno solo? Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia. El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente. Mejor es el muchacho pobre y sabio que el rey viejo y necio que no admite consejos, aunque el muchacho haya salido de la cárcel para reinar, o aunque su reino hubiera nacido pobre. Y vi a todos los que viven bajo el sol cómo caminaban con el muchacho sucesor, que ocupará el lugar del otro rey. La muchedumbre que lo seguía no tenía fin; y sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.