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ESTER 3:5-15

ESTER 3:5-15 RV2020

Cuando Amán vio que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él, se llenó de ira. Pero no contento con castigarlo solamente, y como ya le habían informado cuál era el pueblo de Mardoqueo, procuró Amán destruir a todo el pueblo de Mardoqueo, es decir a todos los judíos que había en el reino de Asuero. En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año. Salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar. Y dijo Amán al rey Asuero: —Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos de todas las provincias de tu reino, cuyas leyes son diferentes a las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey. Al rey nada le beneficia el dejarlos vivir. Si place al rey, decrete que sean exterminados; y yo entregaré trescientos mil kilos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean ingresados en los tesoros del rey. Entonces el rey se quitó el anillo de su mano, y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, el agagueo, enemigo de los judíos, y le dijo: —La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te parezca. Entonces, fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, el día trece del mismo, para que escribieran, conforme a todo lo que había mandado Amán, a los sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua. En nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey. Y se enviaron las cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de sus bienes, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar. La copia del escrito que se dio por mandamiento en cada provincia fue dada a conocer a todos los pueblos, a fin de que estuvieran listos para aquel día. Los correos salieron con prontitud por mandato del rey, y el edicto fue publicado también en Susa, capital del reino. Y mientras el rey y Amán se sentaban a beber, la ciudad de Susa estaba consternada.

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