ESDRAS 10:1-15
ESDRAS 10:1-15 RV2020
Mientras Esdras oraba y hacía confesión, de modo que lloraba y se postraba delante de la casa de Dios, se reunió en torno a él una gran multitud de israelitas, hombres, mujeres y niños; y el pueblo lloraba amargamente. Entonces Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, tomó la palabra y dijo a Esdras: —Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; pero a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios de despedir a todas las mujeres y a sus hijos, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios. ¡Que se haga conforme a la ley! Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo. ¡Anímate y pon manos a la obra! Entonces, se levantó Esdras e hizo jurar a los principales sacerdotes y los levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos lo juraron. Se retiró luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la habitación de Johanán hijo de Eliasib; pero no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado de los que habían regresado del cautiverio. Después, hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reunieran en Jerusalén, y que el que no se presentara en el plazo de tres días, conforme al acuerdo de los jefes y de los ancianos, perdiera toda su hacienda y fuera excluido de la congregación de los que habían regresado del cautiverio. Así, todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a los veinte días del mes, que era el noveno mes; y se sentó todo el pueblo en la plaza de la casa de Dios, aunque temblaba con motivo de aquel asunto, y a causa de la lluvia. Entonces, se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: —Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, con lo que habéis aumentado así el pecado de Israel. Ahora, pues, dad gloria al Señor, Dios de vuestros padres, haced su voluntad y apartaos de los pueblos de las tierras y de las mujeres extranjeras. Toda la asamblea respondió en alta voz: —Hágase conforme a lo que has dicho. Pero el pueblo es muy numeroso y estamos en tiempo de lluvias; además, no podemos permanecer en la calle, ni es cuestión de un día ni de dos, pues somos muchos los que hemos pecado en esto. Que sean nuestros jefes los que se queden en lugar de toda la congregación, y vengan en fechas determinadas todos aquellos que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, acompañados de los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios a causa de esto. Solamente Jonatán hijo de Asael, y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y Sabetai los apoyaron.