HEBREOS 10:1-18
HEBREOS 10:1-18 RV2020
La ley era solamente la sombra de los bienes venideros, no la realidad misma de las cosas. Por eso, la ley nunca puede hacer perfectos a los que cada año se acercan a Dios para ofrecer los mismos sacrificios. Si fuera de otro modo cesarían de ofrecerse, pues los que rinden este culto, una vez limpios, ya no tendrían más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, al entrar en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste, mas me diste un cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: «He aquí, vengo, Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí». Al decir primero: Sacrificio y ofrenda, holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron —cosas que se ofrecen según la ley—, y luego añadir: He aquí, vengo, Dios, para hacer tu voluntad , quita lo primero para establecer esto último. En virtud de esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. Pero Cristo, después de haber ofrecido de una vez y para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. Allí estará esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Y así, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. El Espíritu Santo nos atestigua lo mismo, porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones . Ahora bien, si los pecados han sido perdonados, ya no hace falta ninguna ofrenda por el pecado.