ISAÍAS 14:1-27
ISAÍAS 14:1-27 RV2020
Como el Señor tendrá piedad de Jacob, de nuevo escogerá a Israel y lo hará reposar en su tierra. A ellos se unirán extranjeros, que se agregarán a la familia de Jacob. Los pueblos los tomarán y los llevarán a su lugar, y la casa de Israel los poseerá como siervos y criadas en la tierra del Señor. Cautivarán así a los que los cautivaron y señorearán sobre los que los oprimieron. En el día en que el Señor te dé reposo de tu trabajo, de tus temores y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia: ¡Cómo acabó el opresor! ¡Cómo ha acabado la ciudad codiciosa de oro! Quebrantó el Señor el bastón de los impíos, el cetro de los señores: el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira y las perseguía con crueldad. Toda la tierra está en reposo y en paz. Se cantaron alabanzas. Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, pues decían: «Desde que tú pereciste, ya nadie viene a talarnos». El seol abajo se espantó de ti; despertó a los muertos para que en tu venida salieran a recibirte; hizo levantar de sus sillas a todos los grandes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces y te dirán: «¿Tú también te debilitaste como nosotros y has llegado a ser como nosotros?». Ha descendido al seol tu soberbia y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama y larvas te cubrirán. ¡Cómo has caído del cielo, lucero, hijo de la mañana! Derribado has sido por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: «Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo». Mas tú has sido derribado hasta el seol, a lo profundo de la fosa. Se inclinarán hacia ti los que te vean; te contemplarán y dirán: «¿Es este el que hacía temblar la tierra, el que trastornaba los reinos, el que puso el mundo como un desierto y asoló sus ciudades, aquel que a sus presos nunca les abría la cárcel?». Todos los reyes de la tierra, todos ellos, yacen con honra cada uno en su última morada. Pero tú has sido echado de tu sepulcro como un vástago abominable, como un vestido de muertos pasados a espada, que descienden al fondo de la fosa, como un cadáver pisoteado. No compartirás su tumba, porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos. Preparad a sus hijos para el matadero por la maldad de sus padres; que no se levanten ni posean la tierra ni llenen de ciudades la faz del mundo. Porque yo me levantaré contra ellos, dice el Señor de los ejércitos, y arrancaré de Babilonia el nombre y la descendencia, hijo y nieto, dice el Señor. Y la convertiré en lugar de erizos y en tierra cenagosa. La barreré con escobas de destrucción, dice el Señor. El Señor de los ejércitos ha jurado: «Ciertamente, se hará de la manera que lo he pensado; se confirmará como lo he determinado: destruiré al asirio en mi tierra y en mis montes lo pisotearé; su yugo será apartado de ellos y su carga será quitada de su hombro». Este es el plan acordado contra toda la tierra, y esta es la mano extendida contra todas las naciones. Porque el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?