SANTIAGO 1
1
Saludo inicial (1.1)
1Santiago, #Mt 13.55; Mc 6.3; Hch 15.13; Gl 1.19. siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus que están en la dispersión.
II. Capítulo preliminar (1.2-27)
La sabiduría que viene de Dios
2Hermanos míos, gozaos profundamente cuando estéis pasando por diversas pruebas, 3pues sabéis que cuando vuestra fe es puesta a prueba produce paciencia.#Ro 5.3-5; 1 P 1.6-7. 4Pero procurad que la paciencia lleve a feliz término su obra, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
5Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídasela a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.#3.13-17; cf. 1 R 3.7-12; Pr 1–9. 6Pero pida con fe, sin dudar nada,#Mt 7.7; Mc 11.24; Jn 16.23-24. porque el que duda es semejante a la ola del mar, que es arrastrada por el viento y llevada de una parte a otra.#Ef 4.14. 7Quien así sea, no piense que recibirá cosa alguna del Señor, 8pues el hombre indeciso es inconstante en todo cuanto emprende.
9El hermano que es de humilde condición debe sentirse orgulloso cuando sea exaltado;#Jer 9.23-24; Lc 6.20. 10el rico, debe sentirse igual cuando sea humillado, porque pasará como la flor de la hierba:#Pr 22—23; Am 8.4-7; Mt 5.3,5; Lc 6.20,24. 11cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca,#Is 40.6-7. su flor se cae y desaparece su hermosura.#Is 40.6-7; Sal 102.4,11; 1 P 1.24. Lo mismo le sucederá al rico en todas sus empresas.
Victoria en la prueba
12Dichoso el que resiste la tentación, porque cuando haya pasado la prueba, recibirá la corona de vida#1 Co 9.25+. que Dios ha prometido a los que lo aman. 13Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo arrastran y lo seducen. 15Estos malos deseos conciben y dan a luz el pecado; y el pecado, una vez cometido, da a luz la muerte.
16Amados hermanos míos, no os engañéis. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.#Nm 23.19; Mal 3.6. 18Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer#Jn 1.13. por la palabra de verdad, #Sal 119.43; Ef 1.13; Col 1.5; 1 P 1.23-25. para que seamos las primicias de su creación.
Hacedores de la palabra
19Por esto, mis amados hermanos, sed todos diligentes para oír, pero lentos para hablar y lentos para airarse,#Pr 13.3; 15.1; Ec 7.9. 20porque un hombre airado no es capaz de actuar conforme a la justicia de Dios. 21Por eso, dejando toda inmundicia#Col 3.8-10; 1 P 2.1. y tanta maldad, recibid con docilidad la palabra plantada en vosotros, la cual puede salvar vuestras almas.
22Sed hacedores de la palabra#2.14-26; cf. Esd 7.10; Mt 7.21,24-27; Lc 11.28. y no tan solo oidores,#Mt 7.26; Ro 2.13. de manera que os engañéis a vosotros mismos. 23Si alguno es oidor de la palabra pero no la pone por obra, ese es semejante al que se mira la cara en un espejo: 24se ve a sí mismo, pero tan pronto se va, se olvida de cómo es. 25Pero el que se fija atentamente en la ley perfecta, la de la libertad, y persevera en ella, y no es un oidor olvidadizo sino que la pone en práctica, será dichoso en lo que hace.
26Si alguno de vosotros se considera muy religioso, pero no refrena su lengua,#Sal 34.13; 39.1; 141.3. se engaña a sí mismo y su religión no sirve para nada. 27La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no contaminarse con la maldad del mundo.
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Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602). Revisiones anteriores con la participación de Sociedad Bíblica de España: 1862, 1909, 1960 y 1995.