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SANTIAGO 5:1-20

SANTIAGO 5:1-20 RV2020

Veamos ahora, vosotros, los ricos, llorad y gemid por las desgracias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas, comidas por la polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos y su herrumbre testificará contra vosotros y consumirá vuestros cuerpos como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días finales. Mirad, contra vosotros clama el salario que, con engaños, habéis dejado de pagar a los obreros que han segado vuestras tierras, y los clamores de estos segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Aquí en la tierra habéis llevado una vida de placer, habéis sido disolutos, con lo cual habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, sin que él os ponga resistencia. Por tanto, hermanos, esperad con paciencia la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, y aguarda con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia y manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; el Juez ya está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Nosotros tenemos por dichosos a los que sufren: Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin que le dio el Señor, porque el Señor es todo compasión y misericordia. Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa; sino que vuestro «sí» sea sí, y vuestro «no» sea no, para que no seáis condenados. ¿Está alguno entre vosotros afligido? Que ore. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Que llame a los ancianos de la Iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre con debilidades semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo frutos. Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha apartado de la verdad y alguno lo hace volver, sepa que el que haga volver de su mal camino al pecador, lo salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados.

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