JUECES 1:5-30
JUECES 1:5-30 RV2020
Hallaron a Adoni-bezec en Bezec, pelearon contra él y derrotaron al cananeo y al ferezeo. Adoni-bezec huyó, pero ellos lo persiguieron, lo prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. Entonces dijo Adoni-bezec: —Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían las migajas debajo de mi mesa. Como yo hice, así me ha pagado Dios. Luego lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Atacaron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron; pasaron a sus habitantes a filo de espada y prendieron fuego a la ciudad. Después, los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev y en los llanos. Judá marchó contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai. De allí fue contra los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. Entonces dijo Caleb: —Al que ataque Quiriat-sefer y la conquiste, yo le daré a mi hija Acsa por mujer. Y conquistó la ciudad el hermano menor de Caleb, Otoniel hijo de Cenaz, y Caleb le entregó por mujer a su hija Acsa. Cuando ella se iba con él, Otoniel la persuadió para que pidiera a su padre tierras para labrar. Acsa se bajó del asno, y Caleb le preguntó: —¿Qué te ocurre? Ella le respondió: —Bendíceme con esto; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también manantiales. Entonces Caleb le dio los manantiales de arriba y los manantiales de abajo. Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev, cerca de Arad, y habitaron con el pueblo. Salió, pues, Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, la asolaron y le pusieron por nombre Horma. Tomó también Judá a Gaza con su territorio, a Ascalón con su territorio y a Ecrón con su territorio. Y el Señor estaba con Judá, quien echó a los de las montañas, pero no pudo echar a los que habitaban en los llanos, porque tenían carros de hierro. Como Moisés había dicho, dieron Hebrón a Caleb. Este echó de allí a los tres hijos de Anac, pero al jebuseo, que habitaba en Jerusalén, no lo echaron los hijos de Benjamín; por eso, el jebuseo ha habitado con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy. También la casa de José subió contra Bet-el; y el Señor estaba con ellos. Puso la casa de José espías en esa ciudad, que antes se llamaba Luz. Los que espiaban vieron a un hombre que salía de allí y le dijeron: —Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y tendremos de ti misericordia. Así lo hizo, y ellos hirieron la ciudad a filo de espada, pero dejaron ir a aquel hombre con toda su familia. Él se fue a la tierra de los heteos y edificó una ciudad a la cual llamó Luz. Y este es su nombre hasta hoy. Tampoco Manasés echó a los de Bet-seán ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que vivían en Meguido y en sus aldeas; y los cananeos persistían en habitar en aquella tierra. Cuando Israel se sintió fuerte, hizo tributarios a los cananeos, pero no los echó. Tampoco Efraín echó a los cananeos que habitaban en Gezer; más bien dejó que los cananeos habitaran en medio de ellos. Tampoco Zabulón echó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que los cananeos habitaron en medio de él y le fueron tributarios.