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JUECES 6:11-40

JUECES 6:11-40 RV2020

Entonces vino el ángel del Señor y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita. Su hijo Gedeón, estaba trillando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas, cuando se le apareció el ángel del Señor y le dijo: —El Señor está contigo, valiente guerrero. Gedeón le respondió: —Ah, señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nuestros padres nos han contado? Pues decían: «¿No nos sacó el Señor de Egipto?». Y ahora el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de los madianitas. Lo miró el Señor y le dijo: —Ve con esta tu fuerza y salvarás a Israel de manos de los madianitas. ¿No te envío yo? Gedeón le respondió de nuevo: —Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo soy el menor en la casa de mi padre. El Señor le dijo: —Ciertamente, yo estaré contigo, y tú derrotarás a los madianitas como si se tratara de un solo hombre. Él respondió: —Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. El Señor le contestó: —Yo esperaré hasta que vuelvas. Gedeón se fue, preparó un cabrito y con un saco de harina hizo panes sin levadura, puso la carne en un canastillo y el caldo en una olla, lo sacó y se lo presentó debajo de aquella encina. Entonces el ángel de Dios le dijo: —Toma la carne y los panes sin levadura, ponlos sobre esta peña y vierte el caldo sobre ellos. Él lo hizo así. Extendió el ángel del Señor el cayado que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura, y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Luego el ángel del Señor desapareció de su vista. Al ver Gedeón que era el ángel del Señor, dijo: —Ah, Señor, he visto al ángel del Señor cara a cara. Pero el Señor le dijo: —La paz sea contigo. No tengas temor, no morirás. Gedeón edificó allí altar al Señor y lo llamó: Adonay-Shalom, esto es, «El Señor es la paz» . Este altar permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas. Aconteció que esa misma noche le dijo el Señor: —Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro, el de siete años, y derriba el altar de Baal que tiene tu padre; corta también el tronco sagrado que se halla junto a él y edifica altar al Señor, tu Dios, en la cumbre de este peñasco, en lugar conveniente. Toma después aquel segundo toro y sacrifícalo en holocausto con la madera el tronco sagrado que habrás cortado. Entonces Gedeón tomó diez hombres de entre sus siervos e hizo como el Señor le dijo. Pero como tuvo miedo de hacerlo de día, a causa de la familia de su padre y de los hombres de la ciudad, lo hizo de noche. Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, el altar de Baal estaba derribado, y el tronco sagrado que se hallaba junto a él había sido cortado, y ofrecido aquel toro segundo en holocausto sobre el altar edificado. Y unos a otros se preguntaban: —¿Quién ha hecho esto? Tras buscar e inquirir, les dijeron: —Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: —Saca a tu hijo, para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado el tronco sagrado que se hallaba junto a él. Pero Joás respondió a todos los que estaban delante de él: —¿Lucharéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios, que luche por sí mismo con el que derribó su altar. Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: «Luche Baal contra él», por cuanto derribó su altar. Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, cruzaron el Jordán y acamparon en el valle de Jezreel. Entonces el espíritu del Señor vino sobre Gedeón, y cuando este tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. Envió mensajeros por todo Manasés, y también ellos se le unieron; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, que salieron a su encuentro. Gedeón dijo a Dios: —Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; si el rocío está sobre el vellón solamente, y queda seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. Y así aconteció, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó con él un tazón de agua. Pero Gedeón dijo a Dios: —No se encienda tu ira contra mí si hablo de nuevo: probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío caiga sobre la tierra. Aquella noche lo hizo Dios así; solo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.

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