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JEREMÍAS 26

26
IV. Oráculos positivos sobre Israel y Judá (26–45)
Jeremías es amenazado de muerte
1Al comenzar el reinado de Joacim #2 R 23.36–24.6; 2 Cr 36.5-7. hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor:
2—Así ha dicho el Señor: Ponte en el atrio de la casa del Señor, y habla a todos los que vienen de las ciudades de Judá para adorar en la casa del Señor, todas las palabras que yo te mandé hablarles.#7.2. No retengas ni una de ellas. 3Quizá escuchen y se vuelva cada uno de su mal camino; entonces me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles#Gn 6.7. por la maldad de sus obras. 4Les dirás, pues: «Así ha dicho el Señor: Si no me obedecéis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros,#Dt 28.15. 5y para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os he enviado desde el principio y sin cesar, a los que no habéis escuchado,#7.25+. 6yo trataré a esta casa como a Silo,#Jos 18.1; Sal 78.60; Jer 7.12-14. y a esta ciudad la pondré por maldición ante todas las naciones de la tierra».#24.9.
7Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa del Señor. 8Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que el Señor le había mandado que hablara a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo le echaron mano y le dijeron:
—¡Sin duda morirás! 9¿Por qué has profetizado en nombre del Señor: «Esta Casa será como Silo y esta ciudad quedará asolada y sin habitantes?».#7.12; 34.22.
Y todo el pueblo se reunió contra Jeremías en la casa del Señor.
10Los príncipes de Judá, al oír estas cosas, subieron de la casa del rey a la casa del Señor y se sentaron a la entrada de la puerta nueva de la casa del Señor.#36.10. 11Entonces, los sacerdotes y los profetas hablaron a los príncipes y a todo el pueblo:
—¡Este hombre ha incurrido en pena de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros propios oídos!
12Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo:
—El Señor me envió a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído.#Cf. v. 15. 13Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras,#7.3+. y escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y se arrepentirá el Señor#Gn 6.7. del mal que ha hablado contra vosotros.#7.5-7. 14En lo que a mí toca, aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca. 15Pero sabed que si me matáis, sangre inocente#7.6; Dt 21.8. echaréis sobre vosotros, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes, porque fue en verdad el Señor quien me envió a vosotros para que dijera todas estas palabras en vuestros oídos.
16Dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas:
—No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en el nombre del Señor, nuestro Dios, nos ha hablado.
17Entonces se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a todo el pueblo congregado:
18—Miqueas de Moreset profetizó en tiempos de Ezequías, rey de Judá,#2 R 18–20. y habló a todo el pueblo de Judá:
Así ha dicho el Señor de los ejércitos:
Sion será arada como un campo,
Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas
y el monte de la Casa se llenará de maleza.#Miq 3.12.
19¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió al Señor y oró en presencia del Señor, y el Señor se arrepintió del mal#Gn 6.7. que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros un mal tan grande contra nosotros mismos?
20Hubo también un hombre que profetizaba en nombre del Señor: Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías.
21Oyeron sus palabras el rey Joacim, todos sus dignatarios y todos sus príncipes. Entonces el rey procuró matarlo; pero Urías, como se dio cuenta de esto, tuvo temor y huyó a Egipto. 22El rey Joacim envió hombres a Egipto: a Elnatán hijo de Acbor,#36.12,25; 2 R 22.12,14. y a otros hombres con él. 23Estos sacaron de Egipto a Urías y lo llevaron al rey Joacim, el cual lo mató a espada y arrojó su cuerpo a una fosa común.
24Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para evitar que lo entregaran en las manos del pueblo para matarlo.

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