JEREMÍAS 31:23-40
JEREMÍAS 31:23-40 RV2020
Así ha dicho el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver a sus cautivos: «¡El Señor te bendiga, morada de justicia, monte santo!». Allí volverá a vivir Judá, y en todas sus ciudades habitarán los labradores y los que van con los rebaños. Porque satisfaré al alma cansada y saciaré a toda alma entristecida. En esto, me desperté y miré, y mi sueño me fue agradable. Vienen días, dice el Señor, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, para trastornar, perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice el Señor. En aquellos días no dirán más: «Los padres comieron las uvas agrias y a los hijos les da dentera», sino que cada cual morirá por su propia maldad; a todo aquel que coma uvas agrias le dará dentera. Vienen días, dice el Señor, en los que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día en que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice el Señor. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no exhortará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, con las palabras: «Conoce al Señor», porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Señor. Porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado. Así ha dicho el Señor, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que agita el mar y braman sus olas; El Señor de los ejércitos es su nombre: Si llegaran a faltar estas leyes delante de mí, dice el Señor, también faltaría la descendencia de Israel, y dejaría de ser para siempre una nación delante de mí. Así ha dicho el Señor: Si se pudieran medir los cielos arriba y explorar abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharía toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice el Señor. Vienen días, dice el Señor, en que la ciudad será edificada al Señor, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo. El cordel de medir saldrá en línea recta hasta el collado de Gareb, y luego girará hacia Goa. Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza, y todos los campos hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos al oriente, serán santos al Señor. Nunca volverán a ser arrasados ni jamás serán destruidos.