JEREMÍAS 32:16-44
JEREMÍAS 32:16-44 RV2020
Después que di la escritura de venta a Baruc hijo de Nerías, oré al Señor: —¡Ah, Señor!, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti. Tú haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos. ¡Dios grande, poderoso, Señor de los ejércitos es su nombre! Grande eres en consejo y magnífico en hechos; tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras. Tú hiciste señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, en Israel y entre los seres humanos; así te has hecho renombre, como se ve en este día. Sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con gran terror. Les diste esta tierra, la cual juraste a sus padres que les darías, la tierra que fluye leche y miel. Ellos entraron y la disfrutaron, pero no escucharon tu voz ni anduvieron en tu ley. Nada hicieron de lo que les mandaste hacer, y por eso has hecho venir sobre ellos todo este mal. Con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad, a causa de la espada, el hambre y la peste, va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella. Ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y lo estás viendo con tus propios ojos. ¡Ah, Señor!, cuando la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, ¿tú me dices: Cómprate la heredad por dinero y pon testigos? Vino palabra del Señor a Jeremías: —Yo soy el Señor, Dios de todo ser viviente. ¿Acaso hay algo que sea difícil para mí? Por tanto, así ha dicho el Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la tomará. Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, le prenderán fuego y la quemarán, junto con las casas en cuyas azoteas quemaron incienso a Baal y derramaron libaciones a dioses extraños, para provocar mi ira, porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocar mi ira con la obra de sus manos, dice el Señor. De tal manera que para mi enojo y mi indignación ha servido esta ciudad desde el día que la edificaron hasta hoy. Yo, pues, la haré borrar de mi presencia, por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. Ellos me volvieron la espalda en vez del rostro, y cuando les enseñaba desde el principio y sin cesar, no escucharon para recibir corrección, sino que pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, y la contaminaron. Y edificaron lugares altos a Baal, que están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y sus hijas, en honor de Moloc, lo cual no les mandé. ¡Nunca pensé que cometieran tal abominación para hacer pecar a Judá! Con todo, ahora así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad, de la cual decís vosotros: «Entregada será en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a peste»: Yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, con mi enojo y mi gran indignación; los haré volver a este lugar y los haré habitar seguros, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Les daré un corazón y un camino, de tal manera que me teman por siempre, para bien de ellos y de sus hijos que vendrán después. Haré con ellos un pacto eterno: no desistiré de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Yo me alegraré con ellos y les haré bien, los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazón y con toda mi alma. Porque así ha dicho el Señor: Como traje sobre este pueblo todo este mal tan grande, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo. Poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros decís: «Está desierta, sin hombres ni animales, y va a ser entregada en manos de los caldeos». Heredades comprarán por dinero; harán escrituras y las sellarán, y pondrán testigos en tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefela y en las ciudades del Neguev, porque yo haré regresar a sus cautivos, dice el Señor.